26/08/2018, 01:15
La sonrisa de Kaido chirrió entre el filo de sus dientes, a la par de que comprobaba el resultado de su acometida. Que no fue sino un Datsue que recibió el primer golpe, y detuvo el otro en el último segundo. Sin embargo, la fuerza de la patada le obligó a retroceder, a tal punto de caer sobre el shamisen que había estado tocando minutos antes.
Una nota agónica se perdió entre la arena en cuanto su culo partió la madera del artefacto, destrabando las cuerdas que se enroscaron como un caracol. Mientras todo aquello sucedía, las manos de Kaido habían estado jugando un poco en los entresijos de su propio cuerpo.
El Tiburón asumió nuevamente una posición de ataque, y contempló a su oponente una vez más.
—Sin tus ilusiones no eres nadie —dijo, tocándola la moral, mientras daba un paso hacia él.
Dos metros separaban a Datsue el Intrépido y a la Bestia hinchada, que se aproximaba como un tiburón dispuesto a cazar a su presa.
Una nota agónica se perdió entre la arena en cuanto su culo partió la madera del artefacto, destrabando las cuerdas que se enroscaron como un caracol. Mientras todo aquello sucedía, las manos de Kaido habían estado jugando un poco en los entresijos de su propio cuerpo.
El Tiburón asumió nuevamente una posición de ataque, y contempló a su oponente una vez más.
—Sin tus ilusiones no eres nadie —dijo, tocándola la moral, mientras daba un paso hacia él.
Dos metros separaban a Datsue el Intrépido y a la Bestia hinchada, que se aproximaba como un tiburón dispuesto a cazar a su presa.