26/08/2018, 13:29
Y sin embargo, Eri sí que quedó quieta. Una fuerza inexplicable, al menos por ahora, agarró sus tobillos al suelo y le hizo extender los brazos, pecho al descubierto para recibir la bala acuática de Daruu. No obstante el proyectil se dividió en dos y formó dos cuerdas que lo único que hicieron fue atar más a la muchacha en el sitio. Completamente inmóvil. Completamente aprisionada. El estadio se deshizo a su alrededor, y en su lugar, se encontró en otro sitio diferente. En un sótano oscuro, iluminado con la luz de unas sobrias velas a medio consumir.
Daruu ya no estaba frente a ella. Pero sí escuchó su voz por detrás. Y sintió el frío acero de un kunai atravesando el centro de su espalda.
—Vigila siempre tus espaldas, Eri-san —fue el susurro que dedicó.
Crack.
La ilusión se deshizo en mil pedazos, aunque el dolor había sido, sin duda, muy real. Daruu seguía corriendo hacia Eri, aprovechando la confusión, cada vez más rápido. Con un sello de la mano derecha, liberó una katana oculta en su mitón, y trató de propinar un tajo en diagonal, de derecha a izquierda, de arriba a abajo.
Daruu ya no estaba frente a ella. Pero sí escuchó su voz por detrás. Y sintió el frío acero de un kunai atravesando el centro de su espalda.
—Vigila siempre tus espaldas, Eri-san —fue el susurro que dedicó.
Crack.
La ilusión se deshizo en mil pedazos, aunque el dolor había sido, sin duda, muy real. Daruu seguía corriendo hacia Eri, aprovechando la confusión, cada vez más rápido. Con un sello de la mano derecha, liberó una katana oculta en su mitón, y trató de propinar un tajo en diagonal, de derecha a izquierda, de arriba a abajo.