5/09/2018, 09:51
Tal y como Akame esperaba, el Hōzoku se deshizo en negaciones y excusas; claramente no iba a dejar que nadie pudiera arrojar siquiera la más ligera sospecha sobre sus actividades periodísticas, no al menos después de lo ocurrido con Corazón Uzureño. Sin embargo, el jōnin no estaba tan seguro de las intenciones de su subordinado; si algo era Chokichi, era mentiroso. Y si era algo más, eso era astuto.
El Uchiha frunció el ceño y se sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos del chaleco militar. Lo encendió con parsimonia y fumó un par de hondas caladas. Luego se lo dejó en los labios, colgando como si estuviese a punto de caerse al suelo, y se cruzó de brazos.
«Yota-san tampoco está ayudando, será listillo...»
Cuando el de la Hierba sugirió que el foco de la entrevista debía ser Akame, aludiendo a uno de sus múltiples logros, Akame tuvo que contenerse para no protestar a voces. En lugar de ello, optó por devolverle la pelota al kusajin.
—Mi buen Yota —refirió, apoyándole una mano en el hombro al Sasagani—, aquí en Uzushio todos me conocen, ya saben quien soy. Han oído mis historias mil veces —no era cierto, no al menos totalmente, pero eso el muchacho de las arañas no tenía por qué saberlo—. Creo que los uzujin encontrarían mucho más interesante un buen relato de algún ninja extranjero... Por ejemplo, uno capaz de realizar Invocaciones Animales.
Los ojos del Uchiha se fijaron en el genin de Kusa con un brillo de malicia y anticipación. «Aprovecharé la situación para indagar más en el Pacto Animal de este tipo, y en cómo lo ha conseguido... ¡El plan perfecto!»
El Uchiha frunció el ceño y se sacó un cigarrillo de uno de los bolsillos del chaleco militar. Lo encendió con parsimonia y fumó un par de hondas caladas. Luego se lo dejó en los labios, colgando como si estuviese a punto de caerse al suelo, y se cruzó de brazos.
«Yota-san tampoco está ayudando, será listillo...»
Cuando el de la Hierba sugirió que el foco de la entrevista debía ser Akame, aludiendo a uno de sus múltiples logros, Akame tuvo que contenerse para no protestar a voces. En lugar de ello, optó por devolverle la pelota al kusajin.
—Mi buen Yota —refirió, apoyándole una mano en el hombro al Sasagani—, aquí en Uzushio todos me conocen, ya saben quien soy. Han oído mis historias mil veces —no era cierto, no al menos totalmente, pero eso el muchacho de las arañas no tenía por qué saberlo—. Creo que los uzujin encontrarían mucho más interesante un buen relato de algún ninja extranjero... Por ejemplo, uno capaz de realizar Invocaciones Animales.
Los ojos del Uchiha se fijaron en el genin de Kusa con un brillo de malicia y anticipación. «Aprovecharé la situación para indagar más en el Pacto Animal de este tipo, y en cómo lo ha conseguido... ¡El plan perfecto!»