5/09/2018, 10:07
El jōnin chasqueó la lengua, molesto, al comprobar que sus suposiciones eran correctas; ninguno de los ninjas que estaban allí tenía conocimientos sobre medicina. «Mierda, y Juro tiene razón. Si movemos a esta mujer, podría empeorar sus heridas, o incluso perder la pierna. Tengo que hacer algo...»
Decidido, Akame se dio media vuelta y echó a correr en dirección al puerto.
—¡Voy a buscar un médico! —les gritó a los otros dos ninjas—. ¡Cuidad de ella mientras tanto!
Sin embargo, el caos seguía reinando alrededor de los dos genin. No sólo la mujer a la que habían liberado del peso de unos escombros necesitaba ayuda, sino que en la plaza parecía haber más heridos. Un vistazo rápido revelaría a varias personas en situación de necesidad...
Un hombre pedía auxilio a gritos, desesperado, junto a un pequeño establecimiento. Por las dos pequeñas ventanas salía humo negro, y desde fuera podía verse el resplandor anaranjado de las llamas que habían prendido en el interior. Era un edificio de una sola planta, y no parecía que hubiese más accesos al interior del establecimiento, aparte de la puerta principal y las dos ventanas. El hombre se mantenía junto a la puerta, asomando la cabeza al interior del local de tanto en tanto, mientras gritaba.
—¡Mi hijo! ¡Mi hijo está ahí dentro! ¡Auxilio, por favor! ¡Ayuda!
A poca distancia de la tienda en llamas, un grupo de fornidas mujeres trataba desesperadamente de apuntalar el muro lateral de otro establecimiento antes de que se derrumbase. Estaban utilizando todo lo que tenían a su alcance; maderos, escombros, las herramientas que podían encontrar... Pero parecía no ser suficiente, porque la pared se resquebrajaba cada vez más por segundos. Si caía, aplastaría por completo un carromato repleto de cajas de té rojo para exportar fuera de Akachamura.
En mitad de la plaza, un joven matrimonio pedía auxilio a gritos, llamando a su hijo "Fenris", que parecía haberse perdido en mitad del caos. Parecían realmente desesperados y no paraban de dar vueltas por la plaza, pero sin éxito.
Muchas personas parecían necesitar ayuda, y había pocas manos dispuestas en mitad del caos. ¿Qué harían los jóvenes ninjas?
Decidido, Akame se dio media vuelta y echó a correr en dirección al puerto.
—¡Voy a buscar un médico! —les gritó a los otros dos ninjas—. ¡Cuidad de ella mientras tanto!
Sin embargo, el caos seguía reinando alrededor de los dos genin. No sólo la mujer a la que habían liberado del peso de unos escombros necesitaba ayuda, sino que en la plaza parecía haber más heridos. Un vistazo rápido revelaría a varias personas en situación de necesidad...
Un hombre pedía auxilio a gritos, desesperado, junto a un pequeño establecimiento. Por las dos pequeñas ventanas salía humo negro, y desde fuera podía verse el resplandor anaranjado de las llamas que habían prendido en el interior. Era un edificio de una sola planta, y no parecía que hubiese más accesos al interior del establecimiento, aparte de la puerta principal y las dos ventanas. El hombre se mantenía junto a la puerta, asomando la cabeza al interior del local de tanto en tanto, mientras gritaba.
—¡Mi hijo! ¡Mi hijo está ahí dentro! ¡Auxilio, por favor! ¡Ayuda!
A poca distancia de la tienda en llamas, un grupo de fornidas mujeres trataba desesperadamente de apuntalar el muro lateral de otro establecimiento antes de que se derrumbase. Estaban utilizando todo lo que tenían a su alcance; maderos, escombros, las herramientas que podían encontrar... Pero parecía no ser suficiente, porque la pared se resquebrajaba cada vez más por segundos. Si caía, aplastaría por completo un carromato repleto de cajas de té rojo para exportar fuera de Akachamura.
En mitad de la plaza, un joven matrimonio pedía auxilio a gritos, llamando a su hijo "Fenris", que parecía haberse perdido en mitad del caos. Parecían realmente desesperados y no paraban de dar vueltas por la plaza, pero sin éxito.
Muchas personas parecían necesitar ayuda, y había pocas manos dispuestas en mitad del caos. ¿Qué harían los jóvenes ninjas?