6/09/2018, 01:43
El ceño de Kaido se arrugó, pero no porque estuviera enojado. Era una preocupación solemne. ¿Estaba dejando engañarse acaso por la aparente aflicción de Datsue?
—¿Pero qué fue lo que le hicimos, Datsue? ¡Suéltalo ya, coño! —espetó, mientras su cuerpo parecía desinflarse como si le hubieran acabado los efectos de una poción mágica hasta volver a su tamaño habitual.
—¿Pero qué fue lo que le hicimos, Datsue? ¡Suéltalo ya, coño! —espetó, mientras su cuerpo parecía desinflarse como si le hubieran acabado los efectos de una poción mágica hasta volver a su tamaño habitual.