18/09/2015, 19:20
Eri miró entre divertida y confusa la escena que se acababa de llevar a cabo frente a sus ojos. Mike había saltado justamente hacia la mujer que se alzaba tras la puerta del hogar del rubio, sin embargo lo esquivó, cayendo el can en un charco y manchándose de nuevo de barro. La kunoichi soltó una carcajada, antes de sentir como la ropa que había tomado prestada del Uchiha había acabado llena de una mezcla marrón entre líquido y sólido.
-¡Oye! Me lo acababa de poner... - Le dijo al perro, tomándolo con ambas manos y separándolo de su cuerpo, para luego volver a estrecharlo contra ella. -Cómo me voy a enfadar contigo, si eres muy mono... - Comentó restregándolo contra su mejilla, manchándose de barro también. La mujer observó la escena desde la puerta, con una sonrisa sincera en el rostro. Luego observó a Nabi, que se encontraba paralizado al apreciar lo que el pequeño cachorro acababa de hacer en su casa, y no pudo evitar soltar una risa por lo bajo.
-Hola Eri-chan.- Saludó desde la puerta, la joven de cabellos azules se acercó con Mike en brazos hasta la puerta para devolverle el saludo.
- Hola Yuna-san. - Respondió con una amplia sonrisa, la había reconocido fácilmente, no solía olvidarse de las caras con facilidad. - ¿Qué la trae por aquí? - Pero entonces Mike comenzó a mover el rabo con rapidez mirando y ladrando con su estridente voz aguda a la mujer de cabellos grisáceos. Esta abrió sus ojos verdes más para saber qué se encontraba ante ella.
-¡Pero si es Mike! - Su voz sonó más alto de lo normal, para luego aclararse la garganta y volver a mostrar una sonrisa. - Me intentó ayudar a dar con vosotros, pero le perdí el rastro con la lluvia. - Eri tomó la mano de la mujer y sin aviso o permiso de Nabi, invitó a la mujer a entrar al salón de la casa del Uchiha, resguardándola del chaparrón que se encontraba fuera de la vivienda. - Quería hablar con vosotros, además de que encontré algo vuestro... Y quería devolvéroslo. - Comentó, aguantando la sonrisa en su rostro.
Eri suspiró, le hubiera gustado darle un abrazo a modo de recibimiento, pero Mike impedía bastante ese tipo de acciones, así que solo se concentró en escuchar atentamente a Yuna, mientras miraba al rubio de reojo varias veces para saber su reacción.
''¿Qué será?''
-Pero antes... - Susurró Yuna, borrando la sonrisa. -Quería a preguntarte qué fue de esos hombres que te llevaron del orfanato, Nabi-kun.
-¡Oye! Me lo acababa de poner... - Le dijo al perro, tomándolo con ambas manos y separándolo de su cuerpo, para luego volver a estrecharlo contra ella. -Cómo me voy a enfadar contigo, si eres muy mono... - Comentó restregándolo contra su mejilla, manchándose de barro también. La mujer observó la escena desde la puerta, con una sonrisa sincera en el rostro. Luego observó a Nabi, que se encontraba paralizado al apreciar lo que el pequeño cachorro acababa de hacer en su casa, y no pudo evitar soltar una risa por lo bajo.
-Hola Eri-chan.- Saludó desde la puerta, la joven de cabellos azules se acercó con Mike en brazos hasta la puerta para devolverle el saludo.
- Hola Yuna-san. - Respondió con una amplia sonrisa, la había reconocido fácilmente, no solía olvidarse de las caras con facilidad. - ¿Qué la trae por aquí? - Pero entonces Mike comenzó a mover el rabo con rapidez mirando y ladrando con su estridente voz aguda a la mujer de cabellos grisáceos. Esta abrió sus ojos verdes más para saber qué se encontraba ante ella.
-¡Pero si es Mike! - Su voz sonó más alto de lo normal, para luego aclararse la garganta y volver a mostrar una sonrisa. - Me intentó ayudar a dar con vosotros, pero le perdí el rastro con la lluvia. - Eri tomó la mano de la mujer y sin aviso o permiso de Nabi, invitó a la mujer a entrar al salón de la casa del Uchiha, resguardándola del chaparrón que se encontraba fuera de la vivienda. - Quería hablar con vosotros, además de que encontré algo vuestro... Y quería devolvéroslo. - Comentó, aguantando la sonrisa en su rostro.
Eri suspiró, le hubiera gustado darle un abrazo a modo de recibimiento, pero Mike impedía bastante ese tipo de acciones, así que solo se concentró en escuchar atentamente a Yuna, mientras miraba al rubio de reojo varias veces para saber su reacción.
''¿Qué será?''
-Pero antes... - Susurró Yuna, borrando la sonrisa. -Quería a preguntarte qué fue de esos hombres que te llevaron del orfanato, Nabi-kun.