14/09/2018, 12:24
(Última modificación: 14/09/2018, 12:25 por Aotsuki Ayame.)
Daruu se encontró en la recepción con Yuki Yuko. O quizás era Yuki Yuji. Siempre era difícil saberlo, pero más lo era en aquellos instantes, en los que el chico tenía tanta prisa. Fuera como fuese, no tardó en tomar el ascensor y subir de nuevo al último piso de la Torre de la Arashikage, con las recientes noticias entre sus labios.
Tres toques en las puertas de madera anunciaron su llegada. En aquella ocasión, Yui no se encontraba sola. Parecía haber estado dialogando hasta aquel momento con Shanise, que se encontraba a su diestra, sobre algún asunto serio. Pese a todo, la Arashikage se volvió hacia el dubitativo muchacho y enarcó una ceja. Tenía un mal presentimiento.
—¡Oh, te estaba esperando! Habla, Amedama Daruu.
Tres toques en las puertas de madera anunciaron su llegada. En aquella ocasión, Yui no se encontraba sola. Parecía haber estado dialogando hasta aquel momento con Shanise, que se encontraba a su diestra, sobre algún asunto serio. Pese a todo, la Arashikage se volvió hacia el dubitativo muchacho y enarcó una ceja. Tenía un mal presentimiento.
—¡Oh, te estaba esperando! Habla, Amedama Daruu.