15/09/2018, 06:37
Finalmente, durante un día de un Augurio de Otoño; alguien llamó a su puerta.
—¡Umikiba Kaido! Le esperan en el edificio de la Arashikage!
Era Azuma Jiro, el Recadero, quien fue nuevamente el encargado de informar a Kaido de que se requería su presencia en el Edificio de la Arashikage.
¿Pero quién? ¿Y para qué? ¿acaso había solicitado él una misión y no se acordaba? ¿Pudiera ser que...
Ni de coña. Ella había sido muy tajante esa vez. El Tiburón se había ido de aquel primer —y último—. encuentro totalmente mentalizado de que no iban a contar con él. De que, lamentablemente, el destino de Shenfu Kano iba a ser una mortal coincidencia que no iba a poder impedir. Por eso había quemado aquella carta. Por eso había tratado de olvidar el asunto por completo.
Y por eso salió corriendo a todo gas, para averiguar de qué se trataba. ¿Pudiera ser que...
—Umikiba Kaido —dijo en recepción. Aunque, prevenido, miraba a todos lados con la insistencia de un carroñero—. ¿Me llamabais?
—¡Umikiba Kaido! Le esperan en el edificio de la Arashikage!
Era Azuma Jiro, el Recadero, quien fue nuevamente el encargado de informar a Kaido de que se requería su presencia en el Edificio de la Arashikage.
¿Pero quién? ¿Y para qué? ¿acaso había solicitado él una misión y no se acordaba? ¿Pudiera ser que...
Ni de coña. Ella había sido muy tajante esa vez. El Tiburón se había ido de aquel primer —y último—. encuentro totalmente mentalizado de que no iban a contar con él. De que, lamentablemente, el destino de Shenfu Kano iba a ser una mortal coincidencia que no iba a poder impedir. Por eso había quemado aquella carta. Por eso había tratado de olvidar el asunto por completo.
Y por eso salió corriendo a todo gas, para averiguar de qué se trataba. ¿Pudiera ser que...
. . .
—Umikiba Kaido —dijo en recepción. Aunque, prevenido, miraba a todos lados con la insistencia de un carroñero—. ¿Me llamabais?