16/09/2018, 19:47
— Ya ves. Yo me sorprendí tanto como tú cuando me entere. Pero...
Aquello fue todo lo que alcanzó a decir el recién ascendido que, a tenor de sus palabras, se hallaba incluso más sorprendido que yo mismo de su nuevo rango. Pero lo cierto es que ahora estaba en la élite de entre los ninjas de Kusagakure. Ser jounin conllevaba tener que cargar con una responsabilidad de peso dentro del estatus militar de la aldea. También tenía sus privilegios, claro está, pero sería interesante ver como el titiritero llevaba consigo mismo su nueva situación.
Tras el mostrador, una mujer nos atendió, por decir algo. No hacia más que soltar sapos y culebras por la boca. Al parecer alguien había hecho mal su trabajo y ella tenía que arreglar aquello al mismo tiempo que atendía todos aquellos que se ibban acercando y reclamaban de su atención, tal como hacíamos nosotros.
— Ah, sí, una misión. ¡Cómo no! Aquí tenéis. Recordad esforzaros al máximo, ¿eh? El futuro de la Aldea depende de vosotros, los jóvenes.
Hice una reverencia y dejé que fuese Juro el que respondiese. Al parecer, íbamos a tener que hacer equipo de nuevo, como en los viejos tiempos.
— Muchas gracias — dijo Juro, con una pequeña reverencia. Después, le hizo un gesto a su compañero —. Venga, Yota. Vamos a hacer esto juntos, como en los viejos tiempos.
No fue hasta que salimos fuera de aquel dojo gigante hasta que Jurete me dejó ver de qué narices iba todo y lo cierto es que aquello era de lo más peculiar. No por la misión en si, no... sino porque era algo encargado directamente por Moyashi Kenzou, el Morikage en persona. Él era el cliente y quién estaba interesado en aquel peculiar estilo de combate que, hasta el momento no había sido capaz de conseguir de parte de aquel tal Sarutobi Yamcha. No iba a ser una tarea fácil, puesto que debíamos suponer que al tratarse de un maestro, como mínimo sería un digno oponente en una pelea, pero también era cierto que suponía un reto que estaba más que dispuesto a aceptar. Algo que el dúo Yota-Kumopansa podrían superar con éxito si se lo proponían. además, contaba también con Juro.
— Bien, se supone que tu eres el líder, ¿no? se supone que yo soy la carga con la que has de lidiar y evitar que maten. Espero que puedas hacerlo y no decepciones a Kenzou-sama, Jurete. Pero antes, deja que vaya a casa a por algunas provisiones, los arrozales están a algo más de un día de viaje de Kusagakure. Nos encontraremos en las puertas de la aldea
Acepté mi papel en aquello y dejaría que fuese él quién tomase las riendas de la misión, decidiese qué deberíamos hacer y qué no. a fin de cuentas, él era el jounin y yo era el jodido gennin. Tal y como le dije, fui a mi casa, tomé mi mochila y la cargué con algunas provisiones de agua y comida. Estaríamos algunos días fuera. Luego fui al punto de encuentro que dije anteriormente, las puertas de nuestra aldea, listo para partir hacia los arrozales.
Aquello fue todo lo que alcanzó a decir el recién ascendido que, a tenor de sus palabras, se hallaba incluso más sorprendido que yo mismo de su nuevo rango. Pero lo cierto es que ahora estaba en la élite de entre los ninjas de Kusagakure. Ser jounin conllevaba tener que cargar con una responsabilidad de peso dentro del estatus militar de la aldea. También tenía sus privilegios, claro está, pero sería interesante ver como el titiritero llevaba consigo mismo su nueva situación.
Tras el mostrador, una mujer nos atendió, por decir algo. No hacia más que soltar sapos y culebras por la boca. Al parecer alguien había hecho mal su trabajo y ella tenía que arreglar aquello al mismo tiempo que atendía todos aquellos que se ibban acercando y reclamaban de su atención, tal como hacíamos nosotros.
— Ah, sí, una misión. ¡Cómo no! Aquí tenéis. Recordad esforzaros al máximo, ¿eh? El futuro de la Aldea depende de vosotros, los jóvenes.
Hice una reverencia y dejé que fuese Juro el que respondiese. Al parecer, íbamos a tener que hacer equipo de nuevo, como en los viejos tiempos.
— Muchas gracias — dijo Juro, con una pequeña reverencia. Después, le hizo un gesto a su compañero —. Venga, Yota. Vamos a hacer esto juntos, como en los viejos tiempos.
No fue hasta que salimos fuera de aquel dojo gigante hasta que Jurete me dejó ver de qué narices iba todo y lo cierto es que aquello era de lo más peculiar. No por la misión en si, no... sino porque era algo encargado directamente por Moyashi Kenzou, el Morikage en persona. Él era el cliente y quién estaba interesado en aquel peculiar estilo de combate que, hasta el momento no había sido capaz de conseguir de parte de aquel tal Sarutobi Yamcha. No iba a ser una tarea fácil, puesto que debíamos suponer que al tratarse de un maestro, como mínimo sería un digno oponente en una pelea, pero también era cierto que suponía un reto que estaba más que dispuesto a aceptar. Algo que el dúo Yota-Kumopansa podrían superar con éxito si se lo proponían. además, contaba también con Juro.
— Bien, se supone que tu eres el líder, ¿no? se supone que yo soy la carga con la que has de lidiar y evitar que maten. Espero que puedas hacerlo y no decepciones a Kenzou-sama, Jurete. Pero antes, deja que vaya a casa a por algunas provisiones, los arrozales están a algo más de un día de viaje de Kusagakure. Nos encontraremos en las puertas de la aldea
Acepté mi papel en aquello y dejaría que fuese él quién tomase las riendas de la misión, decidiese qué deberíamos hacer y qué no. a fin de cuentas, él era el jounin y yo era el jodido gennin. Tal y como le dije, fui a mi casa, tomé mi mochila y la cargué con algunas provisiones de agua y comida. Estaríamos algunos días fuera. Luego fui al punto de encuentro que dije anteriormente, las puertas de nuestra aldea, listo para partir hacia los arrozales.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa