19/09/2015, 12:08
Cuando Daruu advirtió no ser un cobarde, Kaido movió la cabeza de lado a lado mientras hacia una mueca con la boca. Puede que tuviera razón pero el tiburón no estaba muy seguro de ello; y si lo estuviese, tampoco es que fuese de los que admitía una equivocación tan fácil. Pero si le hacía falta algún incentivo, éste llegó cuando el joven volvió a la mesa con el plato de comida. En el entre tanto el Gyojin se mantuvo expectante ante la fugaz desaparición de quien se inclinaba por convertirse en su enemigo y cuando le vio salir de la cocina tuvo bastante expectativa en lo que haría él una vez terminase de acercarse.
¿Le arrojaría el plato encima para luego darle una ostia?...
No.
Reacio a dañar aquello que añoraba y defendía por una simple disputa infantil, dejó a su indeseado comensal azul disfrutar de su comida. No sin antes arrojar una directa invitación a partirse la boca, allí en el parque del oeste. Pero antes de que Daruu pudiera terminar su frase ya Kaido se encontraba comiendo a bocados grandes, devorando su almuerzo con la fila de de navajas que tenía como dientes y desde luego prestándole poca atención. Pero lo que tenía que haber oído, lo oyó. No iba a rechazar tan sugesto ofrecimiento, claro que no.
—Ojhfjk Drujru-kun —eran más migajas que palabras lo que salía de su boca, pero se le entendía—. allá nos vemos.
Y antes de continuar, le arrojó a la distancia una última frasesilla antes de que se perdiera por las escaleras.
»¡Y no olvides la vaselina!
Kaido llegó a tiempo para la cita concertada. Se acercó por la espalda de Daruu y le silvó para advertirle de que ya se encontraba allí. Se detuvo en seco y clavó la mirada en su interlocutor, quien se mantenía erguido en medio del modesto parque con pose de determinación. El Hozuki ladeó la cabeza y sonrió nuevamente, por la gracia que le hacía toda la situación que se había armado por el simple golpeteo de una mesa. Y lo peor es que, a pesar de; Daruu tuvo el valor que tienen pocos para enfrentarle. Y eso le agradaba.
—Hola campeón. ¿Te has asegurado de que no haya una mesa cerca que pueda salir herida? —puso cara triste por un par de segundos y luego volvió a su faceta habitual.
¿Le arrojaría el plato encima para luego darle una ostia?...
No.
Reacio a dañar aquello que añoraba y defendía por una simple disputa infantil, dejó a su indeseado comensal azul disfrutar de su comida. No sin antes arrojar una directa invitación a partirse la boca, allí en el parque del oeste. Pero antes de que Daruu pudiera terminar su frase ya Kaido se encontraba comiendo a bocados grandes, devorando su almuerzo con la fila de de navajas que tenía como dientes y desde luego prestándole poca atención. Pero lo que tenía que haber oído, lo oyó. No iba a rechazar tan sugesto ofrecimiento, claro que no.
—Ojhfjk Drujru-kun —eran más migajas que palabras lo que salía de su boca, pero se le entendía—. allá nos vemos.
Y antes de continuar, le arrojó a la distancia una última frasesilla antes de que se perdiera por las escaleras.
»¡Y no olvides la vaselina!
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Kaido llegó a tiempo para la cita concertada. Se acercó por la espalda de Daruu y le silvó para advertirle de que ya se encontraba allí. Se detuvo en seco y clavó la mirada en su interlocutor, quien se mantenía erguido en medio del modesto parque con pose de determinación. El Hozuki ladeó la cabeza y sonrió nuevamente, por la gracia que le hacía toda la situación que se había armado por el simple golpeteo de una mesa. Y lo peor es que, a pesar de; Daruu tuvo el valor que tienen pocos para enfrentarle. Y eso le agradaba.
—Hola campeón. ¿Te has asegurado de que no haya una mesa cerca que pueda salir herida? —puso cara triste por un par de segundos y luego volvió a su faceta habitual.