18/09/2018, 16:31
(Última modificación: 18/09/2018, 16:37 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Si Chokichi era discreto, más lo era Akame. El jōnin le seguía a una distancia prudencial y con una naturalidad tan admirable que nadie sino un observador veterano podría haber deducido que sus pasos eran calcados a los del joven chuunin, y no que simplemente él estaba caminando por allí y de forma fortuita coincidía con el rumbo que llevaba su colega.
Cuando, tras un rato, Akame divisó en el horizonte el bloque de pisos en el que él sabía que Chokichi tenía su residencia, el Uchiha no pudo evitar sentir un pellizco en el estómago. Desde la muerte de Haskoz, nunca había vuelto a pisar aquella zona; le traía demasiados recuerdos. Como aquella primera misión junto al difunto Uchiha y Hagakure Kōtetsu, en la que habían descubierto que Chokichi tenía en su cuarto una riada de fotografías de varias chicas de la Aldea. En aquel momento habían decidido no reportarle por no considerarlo tan grave.
«Qué equivocados habíamos estado...»
Sería bastante tiempo más tarde cuando el propio Chokichi, junto a Datsue, desencadenaría una oleada de descrédito hacia varios shinobis haciendo uso de su talento como fotógrafo.
Akame dejó de pensar en aquellas cosas. Le destemplaban el ánimo, y necesitaba estar fresco para lo que se venía. Así pues, siempre manteniendo una distancia segura y un lapso de tiempo razonable, se colocó junto a la entrada del edificio. Esperó, y luego ingresó. Llegado a ese punto no le hizo falta seguir al Hōzuki; recordaba bien dónde quedaba su apartamento. Sin embargo, decidió subir las escaleras con cautela y siempre atento a que el escurridizo Chokichi no pudiera verle venir.
Una vez en el rellano del apartamento de Chokichi, el jōnin subió un piso más y esperó. Esperó, y esperó, y esperó, y esperaría hasta que aquel muchacho volviera a salir de casa.
Cuando, tras un rato, Akame divisó en el horizonte el bloque de pisos en el que él sabía que Chokichi tenía su residencia, el Uchiha no pudo evitar sentir un pellizco en el estómago. Desde la muerte de Haskoz, nunca había vuelto a pisar aquella zona; le traía demasiados recuerdos. Como aquella primera misión junto al difunto Uchiha y Hagakure Kōtetsu, en la que habían descubierto que Chokichi tenía en su cuarto una riada de fotografías de varias chicas de la Aldea. En aquel momento habían decidido no reportarle por no considerarlo tan grave.
«Qué equivocados habíamos estado...»
Sería bastante tiempo más tarde cuando el propio Chokichi, junto a Datsue, desencadenaría una oleada de descrédito hacia varios shinobis haciendo uso de su talento como fotógrafo.
Akame dejó de pensar en aquellas cosas. Le destemplaban el ánimo, y necesitaba estar fresco para lo que se venía. Así pues, siempre manteniendo una distancia segura y un lapso de tiempo razonable, se colocó junto a la entrada del edificio. Esperó, y luego ingresó. Llegado a ese punto no le hizo falta seguir al Hōzuki; recordaba bien dónde quedaba su apartamento. Sin embargo, decidió subir las escaleras con cautela y siempre atento a que el escurridizo Chokichi no pudiera verle venir.
Una vez en el rellano del apartamento de Chokichi, el jōnin subió un piso más y esperó. Esperó, y esperó, y esperó, y esperaría hasta que aquel muchacho volviera a salir de casa.