20/09/2018, 13:26
Cuando ya se encontraba cerca de su domicilio, el Kage Bunshin de Akame —todavía vestido con la "piel" de Chokichi— entró en una concurrida cafetería. Pidió un vaso de agua y luego entró en el cuarto de aseo. Un minuto más tarde, el jōnin salió del servicio de caballeros luciendo su verdadera apariencia y abandonó el lugar a paso ligero.
No le llevó mucho más tiempo llegar hasta el bloque de pisos de su vivienda. Esperó a estar libre de miradas indiscretas y entonces se sacó el material de bajo el chaleco, introduciéndolo en el buzón postal que correspondía a su apartamento. Luego, desapareció en un "puf", borrando cualquier rastro de que alguna vez había estado ahí.
Ahí estaba. Era aquella sensación, parecida a un torbellino onírico, que sucedía siempre que el Kage Bunshin de un ninja se disipaba y transmitía los conocimientos que había adquirido durante su breve existencia, a su creador. En el caso de Akame fue más información de la que pudo digerir, tanta que por un momento se quedó estupefacto. Su rostro reflejaba la más pura incredulidad.
Chokichi debió notarlo, porque no tardó en excusarse para intentar salir de allí. ¿Sería simple casualidad? Cuando Akame vio al muchacho realizar aspavientos con los brazos, activó al instante su Sharingan, buscando capturar la mirada del muchacho y paralizarle en el acto. Sin embargo, el Hōzuki fue rápido, y realizó un sello de mano que le permitió evaporarse en el aire.
«Ah no, amigo, tú y yo tenemos cosas que hablar.»
Por suerte para el Uchiha, su Kekkei Genkai le permitiría obtener un borrón de la imagen de Chokichi desplazándose a toda velocidad, y por consiguiente intuir hacia dónde se dirigía. Imitando el sello del chuunin, Akame realizó su propio Sunshin —que probablemente fuese incluso más rápido que el de Chokichi— para perseguir al pervertido ninja-fotógrafo.
No le llevó mucho más tiempo llegar hasta el bloque de pisos de su vivienda. Esperó a estar libre de miradas indiscretas y entonces se sacó el material de bajo el chaleco, introduciéndolo en el buzón postal que correspondía a su apartamento. Luego, desapareció en un "puf", borrando cualquier rastro de que alguna vez había estado ahí.
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Ahí estaba. Era aquella sensación, parecida a un torbellino onírico, que sucedía siempre que el Kage Bunshin de un ninja se disipaba y transmitía los conocimientos que había adquirido durante su breve existencia, a su creador. En el caso de Akame fue más información de la que pudo digerir, tanta que por un momento se quedó estupefacto. Su rostro reflejaba la más pura incredulidad.
Chokichi debió notarlo, porque no tardó en excusarse para intentar salir de allí. ¿Sería simple casualidad? Cuando Akame vio al muchacho realizar aspavientos con los brazos, activó al instante su Sharingan, buscando capturar la mirada del muchacho y paralizarle en el acto. Sin embargo, el Hōzuki fue rápido, y realizó un sello de mano que le permitió evaporarse en el aire.
«Ah no, amigo, tú y yo tenemos cosas que hablar.»
Por suerte para el Uchiha, su Kekkei Genkai le permitiría obtener un borrón de la imagen de Chokichi desplazándose a toda velocidad, y por consiguiente intuir hacia dónde se dirigía. Imitando el sello del chuunin, Akame realizó su propio Sunshin —que probablemente fuese incluso más rápido que el de Chokichi— para perseguir al pervertido ninja-fotógrafo.