20/09/2018, 18:45
(Última modificación: 20/09/2018, 18:46 por Uchiha Akame.)
«Como era de esperar... Chokichi-san, deberías intuir que a estas alturas fingir es inútil. Lo tengo todo sobre ti. Te tengo cogido por los putos huevos, compañero.»
El Uchiha se sentó en uno de los pilotes de hierro que servían como punto de anclaje para amarrar las embarcaciones fondeadas en el puerto. No respondió inmediatamente, sino que fumó un par de caladas primero, saboreando el tabaco. Claro, que no era tabaco; seguían dentro de su Saimingan, y en la realidad su cigarrillo ya estaría consumiéndose hasta el filtro.
—Te pudo el orgullo. Querías reconocimiento, lo sé, es normal, es algo que se esperaría de un civil... Pero tú no eres un civil, Chokichi-san. Tú eres un ninja. Uno bastante penoso, debo decir —Akame propinó aquel latigazo verbal sin ningún tipo de piedad—. Supongo que esa placa de la que tanto presumes, pero que no te importa manchar con tus putas revistitas, no era suficiente recompensa para ti... ¿Me equivoco? Claro que no. Querías más... Más. El héroe de Uzushiogakure, Hōzuki Chokichi.
Akame escupió un gargajo amarronado por el tabaco y soltó una carcajada, seca, perruna.
—No podrías ser un héroe ni por un minuto de tu vida, Chokichi-san. No tienes lo que hace falta para soportar esa carga. No, ni por asomo...
Sólo de imaginarse a aquel gualtrapas aguantando una sóla noche la tortura psicológica del Shukaku le daban ganas de echarse a reír, y de escupirle a la cara.
—Porque se trataba de eso, ¿no? De conseguir lo que mereces.
El Uchiha se sentó en uno de los pilotes de hierro que servían como punto de anclaje para amarrar las embarcaciones fondeadas en el puerto. No respondió inmediatamente, sino que fumó un par de caladas primero, saboreando el tabaco. Claro, que no era tabaco; seguían dentro de su Saimingan, y en la realidad su cigarrillo ya estaría consumiéndose hasta el filtro.
—Te pudo el orgullo. Querías reconocimiento, lo sé, es normal, es algo que se esperaría de un civil... Pero tú no eres un civil, Chokichi-san. Tú eres un ninja. Uno bastante penoso, debo decir —Akame propinó aquel latigazo verbal sin ningún tipo de piedad—. Supongo que esa placa de la que tanto presumes, pero que no te importa manchar con tus putas revistitas, no era suficiente recompensa para ti... ¿Me equivoco? Claro que no. Querías más... Más. El héroe de Uzushiogakure, Hōzuki Chokichi.
Akame escupió un gargajo amarronado por el tabaco y soltó una carcajada, seca, perruna.
—No podrías ser un héroe ni por un minuto de tu vida, Chokichi-san. No tienes lo que hace falta para soportar esa carga. No, ni por asomo...
Sólo de imaginarse a aquel gualtrapas aguantando una sóla noche la tortura psicológica del Shukaku le daban ganas de echarse a reír, y de escupirle a la cara.
—Porque se trataba de eso, ¿no? De conseguir lo que mereces.