20/09/2018, 23:57
Kaido miró directamente a los ojos de su mandataria, y en ellos pudo encontrar hielo y fuego al mismo tiempo. Una tempestad, más bien, tan inclemente y eterna como las de su propio país, y que Yui tenía a bien mantener a raya bajo su propio cuerpo. Por el bien de la humanidad.
Sí, Kaido se dio cuenta en aquel mismo segundo. Yui era la jinchūriki de la tormenta, y en aquel instante…
—Qué rápido has preparado tu subterfugio.
… pudo percibir al bijū que guardaba en su interior. Tal y como había visto a Kokuō aflorando en la piel inocente de Ayame.
¿Demasiado rápido, quizá, para su propia seguridad? ¿Cómo había sido tan hábil de bucear entre sus más oscuros y viles pensamientos y encontrar una excusa para su traición en apenas un parpadeo? ¿Acaso era un genio, o, en realidad…?
Yui se inclinó hacia él…
… y le enseñó los dientes. Supuso Kaido, en lo que debía ser una sonrisa. Una sonrisa que le puso los pelos de punta y cada poro de su piel en estado de alerta. Yui hizo un ademán con la mano, como si hubiese sido tan solo una broma.
—¿Qué opinas? —preguntó, mirando a Hageshi.
—Podría valer… tras pulirlo un poco más —respondió, mirando a los ojos a Kaido—. En tu informe dijiste que Katame estaba muy interesado en cierto barco… —¿Necesitaba llevar consigo algo que ellos quisieran? Quizá ahí tenía la respuesta.
Sí, Kaido se dio cuenta en aquel mismo segundo. Yui era la jinchūriki de la tormenta, y en aquel instante…
—Qué rápido has preparado tu subterfugio.
… pudo percibir al bijū que guardaba en su interior. Tal y como había visto a Kokuō aflorando en la piel inocente de Ayame.
¿Demasiado rápido, quizá, para su propia seguridad? ¿Cómo había sido tan hábil de bucear entre sus más oscuros y viles pensamientos y encontrar una excusa para su traición en apenas un parpadeo? ¿Acaso era un genio, o, en realidad…?
Yui se inclinó hacia él…
… y le enseñó los dientes. Supuso Kaido, en lo que debía ser una sonrisa. Una sonrisa que le puso los pelos de punta y cada poro de su piel en estado de alerta. Yui hizo un ademán con la mano, como si hubiese sido tan solo una broma.
—¿Qué opinas? —preguntó, mirando a Hageshi.
—Podría valer… tras pulirlo un poco más —respondió, mirando a los ojos a Kaido—. En tu informe dijiste que Katame estaba muy interesado en cierto barco… —¿Necesitaba llevar consigo algo que ellos quisieran? Quizá ahí tenía la respuesta.