21/09/2018, 18:03
Deshilachó las intenciones de su hija con la facilidad de un cuchillo al rojo atravesando un bloque de mantequilla. Sin alterarse lo más mínimo, se dio la vuelta y extendió la mano con el pulgar y el corazón flexionados hacia el ataque de Ayame. Concentró el chakra en la punta del dedo corazón, retuvo la fuerza con el pulgar y lo liberó tanto el dedo como el chakra cuando estuvo en contacto con el brazo hipertrofiado de Ayame. Si no rechazaba el ataque, haría que la muchacha estallase en un enorme charco de agua. El médico colocó los dos brazos en la espalda.
—¿Qué se supone que estás haciendo, niña? —cuestionó—. Estamos aquí para entrenar tu fortaleza mental, no para comprobar cuán fuerte puedes dar las hostias con esas técnicas Houzuki tuyas.
—¿Qué se supone que estás haciendo, niña? —cuestionó—. Estamos aquí para entrenar tu fortaleza mental, no para comprobar cuán fuerte puedes dar las hostias con esas técnicas Houzuki tuyas.