22/09/2018, 00:42
Pero Kōri negó con la cabeza.
—Es muy poco probable que el asesino haya salido de la villa, porque desde que se produjo la muerte las guardias entorno al lago se han reforzado —sugirió—. Y si alguien es capaz de burlar esas defensas entonces no tenemos nada que hacer contra él, significaría que nos enfrentamos a un ninja y la misión se convertiría en una de rango B o rango A.
—Sí, pero, ¿cuánto tiempo pasó entre que se produjo el asesinato, descubrieron el cuerpo y dieran la orden de reforzar la seguridad en el perímetro de la aldea? —objetó Ayame, enumerando cada dato con un dedo de la mano—. ¿Y si nada más cometer el crimen el asesino decidió salir a toda prisa de aquí?
—La víctima es el dueño de un restaurante. Fue un asesinato limpio; debemos de entender que el sigilo fue roto sólo por la defensa del gato de Takahashi-san. Y como fue un asesinato limpio, durante la noche, cuando todo el mundo se había ido... podemos descartar que se tratase de un borracho cualquiera —intervino Daruu, haciendo un rápido resumen de la situación en la que se encontraban y las piezas del puzzle que tenían en su poder—. Es un crimen premeditado. El asesino ya estaba dentro o entró sin que el dueño se diera cuenta; no forzó la cerradura. Si no se trata de un ninja, al menos sabe cubrir sus rastros, porque no hemos encontrado ninguna pista directa a él.
Ayame se pegó una palmada en la frente.
—¡No registramos la cerradura del local! —exclamó Ayame, con un lastimero gimoteo, y después se dejó hundir sobre la mesa. Afortunadamente, a un lado de su bandeja de comida aún casi intacta—. ¿Por qué demonios no se me ha ocurrido antes? ¡Podríamos haber visto si habían forzado la entrada o no!
—Podríamos hablar con el forense que se encargue del cadáver. Informarnos de qué tipo de arma puede ser. Era un corte fino y delgado, podría tratarse de cualquier cuchillo, pero un experto sabrá exactamente qué tipo de filo es... Incluso si no nos sirve de nada la información, siempre es bueno conocer todos los detalles.
—Supongo... Aunque no creo que eso nos dé muchas pistas sobre dónde está ahora el asesino... —murmuró la muchacha, alicaída.
—Es muy poco probable que el asesino haya salido de la villa, porque desde que se produjo la muerte las guardias entorno al lago se han reforzado —sugirió—. Y si alguien es capaz de burlar esas defensas entonces no tenemos nada que hacer contra él, significaría que nos enfrentamos a un ninja y la misión se convertiría en una de rango B o rango A.
—Sí, pero, ¿cuánto tiempo pasó entre que se produjo el asesinato, descubrieron el cuerpo y dieran la orden de reforzar la seguridad en el perímetro de la aldea? —objetó Ayame, enumerando cada dato con un dedo de la mano—. ¿Y si nada más cometer el crimen el asesino decidió salir a toda prisa de aquí?
—La víctima es el dueño de un restaurante. Fue un asesinato limpio; debemos de entender que el sigilo fue roto sólo por la defensa del gato de Takahashi-san. Y como fue un asesinato limpio, durante la noche, cuando todo el mundo se había ido... podemos descartar que se tratase de un borracho cualquiera —intervino Daruu, haciendo un rápido resumen de la situación en la que se encontraban y las piezas del puzzle que tenían en su poder—. Es un crimen premeditado. El asesino ya estaba dentro o entró sin que el dueño se diera cuenta; no forzó la cerradura. Si no se trata de un ninja, al menos sabe cubrir sus rastros, porque no hemos encontrado ninguna pista directa a él.
Ayame se pegó una palmada en la frente.
—¡No registramos la cerradura del local! —exclamó Ayame, con un lastimero gimoteo, y después se dejó hundir sobre la mesa. Afortunadamente, a un lado de su bandeja de comida aún casi intacta—. ¿Por qué demonios no se me ha ocurrido antes? ¡Podríamos haber visto si habían forzado la entrada o no!
—Podríamos hablar con el forense que se encargue del cadáver. Informarnos de qué tipo de arma puede ser. Era un corte fino y delgado, podría tratarse de cualquier cuchillo, pero un experto sabrá exactamente qué tipo de filo es... Incluso si no nos sirve de nada la información, siempre es bueno conocer todos los detalles.
—Supongo... Aunque no creo que eso nos dé muchas pistas sobre dónde está ahora el asesino... —murmuró la muchacha, alicaída.