23/09/2018, 20:34
Y aunque el terror embaucó a su cautivo, Yaban no lo disfrutó. Riko podía darse cuenta que todo lo que estaba sucediendo no era premeditado, sino una circunstancia obligada que, técnicamente, salía de las manos de sus captores. Inuzuka Yaban no actuaba como un sádico asesino, ni algún empedernido con la caza de algún ninja del clan Kaguya. Era más un deber para con los suyos que otra cosa, y, lamentablemente, los miembros del clan de los Huesos eran quienes pagaban por ello.
Riko lo entendería, más y mejor, en la cumbre de ésta historia.
—Todo en esta vida es finito, Kaguya Riko de Uzushiogakure. Incluso un sello tan poderoso como éste lo es. Pero la fórmula es demasiado intrincada como para que cualquier conocedor de Fūinjutsu pueda romperla y sólo él conoce la llave. Estamos a su merced —y aunque su voz no tambaleaba, era evidente que hablaba con la más pura resignación—. y vosotros, los tributos, estáis a merced de nosotros, sus cazadores. Es una cadena que sencillamente no podemos romper. Espero puedas entenderlo.
Riko lo entendería, más y mejor, en la cumbre de ésta historia.
—Todo en esta vida es finito, Kaguya Riko de Uzushiogakure. Incluso un sello tan poderoso como éste lo es. Pero la fórmula es demasiado intrincada como para que cualquier conocedor de Fūinjutsu pueda romperla y sólo él conoce la llave. Estamos a su merced —y aunque su voz no tambaleaba, era evidente que hablaba con la más pura resignación—. y vosotros, los tributos, estáis a merced de nosotros, sus cazadores. Es una cadena que sencillamente no podemos romper. Espero puedas entenderlo.