26/09/2018, 00:13
Y, muy a pesar de que era aún pleno día —si Riko era un tipo audaz, podía discernir más o menos qué hora era en ese momento—. el uzujin sintió como la noche se le venía encima. El mismísimo abismo, en forma de pelaje oscuro y ojos amarillentos, pataleando como lo haría un depredador a la hora de acechar a su presa.
In'eimaru llegó hasta la rendija entre dos barrotes, y abrió las fauces lo suficiente para que el Kaguya contemplara que sus huesos no eran los únicos que tenían la capacidad de ser mortales.
No tenía que hablar perruno para entender que aquello era una advertencia. La última, probablemente.
In'eimaru llegó hasta la rendija entre dos barrotes, y abrió las fauces lo suficiente para que el Kaguya contemplara que sus huesos no eran los únicos que tenían la capacidad de ser mortales.
No tenía que hablar perruno para entender que aquello era una advertencia. La última, probablemente.