26/09/2018, 01:16
(Última modificación: 26/09/2018, 01:54 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Hageshi sonrió, y su boca se ensanchó tanto que terminó por escapársele una risa aguda y divertida. Era la primera vez que Kaido la veía reírse, y el amejin intuyó que estaba siendo a su costa. O con algo que acababa de decir, más bien.
—No, para nada —respondió, y aún sonriendo dio una breve calada—. Mi encuentro con Uchiha Zaide y Katame fue mucho antes de que estuviesen relacionados con Dragón Rojo. De hecho, de aquella no había ni investigación —le informó.
Era algo que no le había aclarado tres meses atrás.
—Y no, Kaido, claro que nuestros errores no los llevan hasta nosotros. Eso sería estúpido. —Kaido se dio cuenta de que pronunciaba la palabra error de un modo peculiar, y que la comisura de sus labios se torcía en una especie de sonrisa tras decirla—. Las pistas, Kaido, conducen a las ratas uzujines. Un desliz aquí y allá, tan pequeño que pudo pasarles inadvertido, pero lo suficiente como para que, de verlo, se crean lo suficientemente inteligentes como para intuir que se trata de Uzu.
Esa era la clave en una pista falsa. No tenía que ser demasiado obvia, ni sencilla, sino justamente lo contrario. Tenía que poner a prueba la mente e inteligencia del adversario para que, una vez rompiese el puzle, creyese que era por mérito propio y no algo orquestado de antemano.
—Además, son la Villa más cercana. Tiene sentido que les pidiesen ayuda a ellos y no a nosotros. —Salvo si eran inteligentes, como lo habían demostrado, y querían las cosas bien hechas.
—No, para nada —respondió, y aún sonriendo dio una breve calada—. Mi encuentro con Uchiha Zaide y Katame fue mucho antes de que estuviesen relacionados con Dragón Rojo. De hecho, de aquella no había ni investigación —le informó.
Era algo que no le había aclarado tres meses atrás.
—Y no, Kaido, claro que nuestros errores no los llevan hasta nosotros. Eso sería estúpido. —Kaido se dio cuenta de que pronunciaba la palabra error de un modo peculiar, y que la comisura de sus labios se torcía en una especie de sonrisa tras decirla—. Las pistas, Kaido, conducen a las ratas uzujines. Un desliz aquí y allá, tan pequeño que pudo pasarles inadvertido, pero lo suficiente como para que, de verlo, se crean lo suficientemente inteligentes como para intuir que se trata de Uzu.
Esa era la clave en una pista falsa. No tenía que ser demasiado obvia, ni sencilla, sino justamente lo contrario. Tenía que poner a prueba la mente e inteligencia del adversario para que, una vez rompiese el puzle, creyese que era por mérito propio y no algo orquestado de antemano.
—Además, son la Villa más cercana. Tiene sentido que les pidiesen ayuda a ellos y no a nosotros. —Salvo si eran inteligentes, como lo habían demostrado, y querían las cosas bien hechas.