26/09/2018, 22:44
Ayame firmó su propia sentencia, consciente de que sólo había dos alternativas, y de que haber escogido de forma diferente habría significado fallar a su promesa. Y así pues, el tiempo se reanudó.
Eri clavó el puñal justo por debajo del párpado inferior. Daruu chilló como un cordero que iba a ser degollado cuando la genin hundió el filo e hizo palanca hacia arriba. El globo ocular bailó descontrolado y salió rodando por el rostro del amejin. La sangre, de la cuenca desocupada, corría a borbotones. Con el mango del arma, la uzujin golpeó la cabeza al muchacho, que ya perdía sangre. El Uchiha se acercó, tras acabar con la otra víctima.
—Cautericemos la herida. Si se desangra, dejará de sernos útil. —Apartó delicadamente a su compañera, clavó una rodilla en tierra frente al malherido Daruu y prendió fuego a los dedos índice y corazón de su mano derecha. Los acercó a la cuenca vacía del torturado ante la impotente mirada de Ayame, e hizo presión adentro. otro aullido de terror—. Eh. Eh. ¿No irás a dejar que te hagamos lo mismo con el otro ojo, verdad? Canta.
—¡PARAAAAAA! ¡PARAAAAAAAAAAAAAA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
—Eres un buen ninja, Amedama. Y un recurso pésimo.
Akame no necesitó de un kunai para arrancarle el otro ojo a Daruu. Esta vez hundió las uñas en la piel y apretó con fuerza, desgarrando el tejido. Hundió las yemas hasta el fondo, y con fuerza, tiró hacia fuera. La sangre volvió a brotar como en un manantial, y el joven genin de Amegakure cayó al suelo, sin conocimiento, exhalando sus últimos hálitos de vida.
Pero la sangre seguía brotando. Y brotaba, y brotaba. El tiempo se detuvo, pero la sangre seguía brotando, y brot
Llovía.
—Muy bien. Hemos terminado —dijo Zetsuo—. Me aseguraré de informar a Yui de tus progresos. Tal vez sea capaz de removerte el castigo.
»Te dejaré sola para que asimiles tu... vuelta a la realidad. No tienes buena cara. Nadie la tendría. Te espero en casa. Hoy saldremos a cenar fuera.
Sin más, comenzó a caminar sobre las aguas de vuelta al puente. Formuló un sello del carnero. Desapareció.
Eri clavó el puñal justo por debajo del párpado inferior. Daruu chilló como un cordero que iba a ser degollado cuando la genin hundió el filo e hizo palanca hacia arriba. El globo ocular bailó descontrolado y salió rodando por el rostro del amejin. La sangre, de la cuenca desocupada, corría a borbotones. Con el mango del arma, la uzujin golpeó la cabeza al muchacho, que ya perdía sangre. El Uchiha se acercó, tras acabar con la otra víctima.
—Cautericemos la herida. Si se desangra, dejará de sernos útil. —Apartó delicadamente a su compañera, clavó una rodilla en tierra frente al malherido Daruu y prendió fuego a los dedos índice y corazón de su mano derecha. Los acercó a la cuenca vacía del torturado ante la impotente mirada de Ayame, e hizo presión adentro. otro aullido de terror—. Eh. Eh. ¿No irás a dejar que te hagamos lo mismo con el otro ojo, verdad? Canta.
—¡PARAAAAAA! ¡PARAAAAAAAAAAAAAA! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH!
—Eres un buen ninja, Amedama. Y un recurso pésimo.
Akame no necesitó de un kunai para arrancarle el otro ojo a Daruu. Esta vez hundió las uñas en la piel y apretó con fuerza, desgarrando el tejido. Hundió las yemas hasta el fondo, y con fuerza, tiró hacia fuera. La sangre volvió a brotar como en un manantial, y el joven genin de Amegakure cayó al suelo, sin conocimiento, exhalando sus últimos hálitos de vida.
Pero la sangre seguía brotando. Y brotaba, y brotaba. El tiempo se detuvo, pero la sangre seguía brotando, y brot
Llovía.
—Muy bien. Hemos terminado —dijo Zetsuo—. Me aseguraré de informar a Yui de tus progresos. Tal vez sea capaz de removerte el castigo.
»Te dejaré sola para que asimiles tu... vuelta a la realidad. No tienes buena cara. Nadie la tendría. Te espero en casa. Hoy saldremos a cenar fuera.
Sin más, comenzó a caminar sobre las aguas de vuelta al puente. Formuló un sello del carnero. Desapareció.