28/09/2018, 00:59
Lo que Kaido encontró en el pergamino de Kyūtsuki fue, técnicamente, lo mismo que no abrirlo.
Una mierda embalsamada. Es decir, nada.
Nada. Tan sólo relataba una pequeña fábula de lo misteriosa que era ella. Probablemente se le podía relacionar con el ocultismo, o esoteridades de ese estilo. ¿Un vampiro, quizá, que sólo se le ve de noche?
Quién sabe. En ōnindo había de todo. Si él era un jodido pescado con patas, esa mujer podía fácilmente ser un chupasangre.
Lo que más pudo rescatar fue el pequeño detalle de sus trofeos que iba tomando de cada víctima. Porciones de piel de una proporción exacta en cada una de ellas. Parecía ser una manía, la cual habría que tener en cuenta para futuras investigaciones.
Con Kyūtsuki no leyó más de un par de veces. Luego, tomó otro pergamino.
—Veamos qué te hace tan interesante, muñeca.
Una mierda embalsamada. Es decir, nada.
Nada. Tan sólo relataba una pequeña fábula de lo misteriosa que era ella. Probablemente se le podía relacionar con el ocultismo, o esoteridades de ese estilo. ¿Un vampiro, quizá, que sólo se le ve de noche?
Quién sabe. En ōnindo había de todo. Si él era un jodido pescado con patas, esa mujer podía fácilmente ser un chupasangre.
Lo que más pudo rescatar fue el pequeño detalle de sus trofeos que iba tomando de cada víctima. Porciones de piel de una proporción exacta en cada una de ellas. Parecía ser una manía, la cual habría que tener en cuenta para futuras investigaciones.
Con Kyūtsuki no leyó más de un par de veces. Luego, tomó otro pergamino.
—Veamos qué te hace tan interesante, muñeca.