28/09/2018, 01:37
Muñeca. Le llamaban así no porque fuera un bombón, sino porque literalmente se asemejaba a una pequeña y dulce muñeca. Y es que cuando se hablaba de una mafia tan peligrosa como Dragón Rojo, con miembros tan peligrosos como Katame y/o sanguinarios como Shaneji, era bastante difícil creer que alguien tan joven pudiera codearse en ese tipo de escenarios, y mucho menos convertirse en una de las ocho Cabezas de Dragón.
Teniendo en cuenta que la única forma de convertirte en una era, o asesinando a quien ocupase uno de esos ocho nichos, o acabando con el que lo haya asesinado en primer lugar. Si se lo preguntáis a Kaido, te dirá que una cría de doce años lo va a tener bastante jodido.
Pero ella, Muñeca, lo había conseguido. Extraordinario o no, estaba allí, en lo más alto de la organización. Y por alguna razón, el gyojin estaba convencido de que ella iba a ser uno de los objetivos que mayor problema le iba a dar durante el transcurso de su misión. Lo sentía. Lo intuía.
Esa cabrona prematura le iba a dar bien por culo.
Tiró el pergamino de muñeca, frustrado. Bebió un poco de café —si no fuera por esa taza, ya se hubiera quedado dormido sobre la mesa—. y meditó de forma introspectiva todo lo evaluado hasta ahora. Repasando aquí y allá algunos detalles de sus tres primeros análisis, y esperando no haberse dejado nada en el camino que pudiera suponerle un problema más adelante.
De todas formas, ya tendría tiempo de darse un repaso a profundidad de todo. Lo mejor ahora era continuar.
—Shaneji, Kyūtsuki y Muñeca ... algo me dice que sois el menor de mis problemas. Sigamos contigo, Otohime-chan.
Teniendo en cuenta que la única forma de convertirte en una era, o asesinando a quien ocupase uno de esos ocho nichos, o acabando con el que lo haya asesinado en primer lugar. Si se lo preguntáis a Kaido, te dirá que una cría de doce años lo va a tener bastante jodido.
Pero ella, Muñeca, lo había conseguido. Extraordinario o no, estaba allí, en lo más alto de la organización. Y por alguna razón, el gyojin estaba convencido de que ella iba a ser uno de los objetivos que mayor problema le iba a dar durante el transcurso de su misión. Lo sentía. Lo intuía.
Esa cabrona prematura le iba a dar bien por culo.
Tiró el pergamino de muñeca, frustrado. Bebió un poco de café —si no fuera por esa taza, ya se hubiera quedado dormido sobre la mesa—. y meditó de forma introspectiva todo lo evaluado hasta ahora. Repasando aquí y allá algunos detalles de sus tres primeros análisis, y esperando no haberse dejado nada en el camino que pudiera suponerle un problema más adelante.
De todas formas, ya tendría tiempo de darse un repaso a profundidad de todo. Lo mejor ahora era continuar.
—Shaneji, Kyūtsuki y Muñeca ... algo me dice que sois el menor de mis problemas. Sigamos contigo, Otohime-chan.