28/09/2018, 12:40
—Nosotros estamos a cargo de la investigación y el rastreo, no de la vigilancia —respondió él—. Hay otros equipos haciendo ronda, y si encuentran alguna pista en el cadáver me imagino que no tardarán en avisarme. De modo que lo mejor que podemos hacer es revisar todo una segunda vez, pero juntos —Kōri clavó una mirada gélida en Ayame, y las mejillas de ella se ruborizaron casi al instante. Al Hielo no le hacía falta la habilidad de lectura de mentes de su padre, la conocía demasiado bien como para saber lo que estaba pensando en cada momento—. Y si no encontramos nada, quedarnos a la espera de noticias del forense, supongo. Como ya he dicho, me avisarán. Quedaréis libres de volver a casa y descansar, pero entended que no estamos fuera de servicio. Estamos a la espera. Por ahora, terminemos con la comida.
Ayame asintió y aunque seguía demasiado alterada para tener hambre, tuvo que forzarse a terminarse su plato. Después, los tres se encaminaron de nuevo al punto de origen del crimen, el local de fideos del señor Takahashi. Para cuando llegaron ya habían retirado el cadáver del lugar, aunque eso no hizo que Ayame se sintiera precisamente mejor. Volvieron a rastrear el local, poniendo especial atención a cualquier cosa que pudiera llamarles la atención o darles una nueva pista sobre el asesinato.
—Chicos, he encontrado esto, ¿podría significar algo? —les llamó Daruu entonces, mostrándoles una especie de chapa dorada del tamaño de una moneda y que representaba un aro y dos kunais cruzados dentro de él.
—Sólo es una chapa —dijo Kōri.
—Ya lo sé, ya lo sé. Pero estaba escondida detrás de los botes de las especias —replicó Daruu, señalando la estantería, que afanosamente había deshabitado de botes de cristal—. ¿Por qué esconderla?
—Quizás era algo especial para él y no quería perderla... Un recuerdo, o un regalo de algún familiar o un amigo —supuso Ayame, encogiéndose de hombros—. Dos kunais cruzados... puede que ese familiar o ese amigo fuera un shinobi, o que el señor Takahashi admirara a los ninjas... No sé, no se me ocurre otra cosa.
Ayame asintió y aunque seguía demasiado alterada para tener hambre, tuvo que forzarse a terminarse su plato. Después, los tres se encaminaron de nuevo al punto de origen del crimen, el local de fideos del señor Takahashi. Para cuando llegaron ya habían retirado el cadáver del lugar, aunque eso no hizo que Ayame se sintiera precisamente mejor. Volvieron a rastrear el local, poniendo especial atención a cualquier cosa que pudiera llamarles la atención o darles una nueva pista sobre el asesinato.
—Chicos, he encontrado esto, ¿podría significar algo? —les llamó Daruu entonces, mostrándoles una especie de chapa dorada del tamaño de una moneda y que representaba un aro y dos kunais cruzados dentro de él.
—Sólo es una chapa —dijo Kōri.
—Ya lo sé, ya lo sé. Pero estaba escondida detrás de los botes de las especias —replicó Daruu, señalando la estantería, que afanosamente había deshabitado de botes de cristal—. ¿Por qué esconderla?
—Quizás era algo especial para él y no quería perderla... Un recuerdo, o un regalo de algún familiar o un amigo —supuso Ayame, encogiéndose de hombros—. Dos kunais cruzados... puede que ese familiar o ese amigo fuera un shinobi, o que el señor Takahashi admirara a los ninjas... No sé, no se me ocurre otra cosa.

![[Imagen: kQqd7V9.png]](https://i.imgur.com/kQqd7V9.png)