28/09/2018, 16:46
(Última modificación: 28/09/2018, 16:46 por Aotsuki Ayame.)
Zetsuo le dio una suave palmada en la espalda, invitándola a volver a casa de una vez por todas.
—Venga, vayamos tirando —dijo—, o al final vamos a coger un catarro.
Ayame le siguió de cerca, saltando fuera de la plataforma y caminando sobre las aguas del lago hacia la puerta de entrada de la entrada. Durante un instante rememoró lo que le había costado en su día aprender a sostenerse sobre el agua con la mera ayuda de su chakra, y volvió a sorprenderse de lo natural que le parecía ahora hacerlo sin tan siquiera pensarlo.
—Pues en fin, yo tampoco creo que Amedama se mereciese esa placa —comentó Zetsuo de repente, sacándola de sus pensamientos—. Kaido sí, hizo un servicio ejemplar. ¿Pero Daruu? ¡Arriesgó vuestra vida! Un auténtico zoquete. Si no fuera por lo que él también pasó, le agarraría del cuello y... —El médico concluyó su amenaza con un gesto nada agradable con sus dos manos, y Ayame palideció al verlo.
—¡Eso no es cierto! —le rebatió, enojada—. ¡Ambos se merecen la placa! —«Y desde luego, mucho más que yo»—. Daruu-kun cometió un error, pero antes de eso sacó una buena nota en las dos primeras pruebas y después... cuando... cuando perdí el control... se abalanzó sobre mí para intentar llevarme a otro sitio donde no pudiera causar más problemas. ¡Que no funcionara su técnica no fue culpa suya, pero desde luego lo hizo lo mejor que fue capaz! Yo no puedo recordarlo... pero se supone que colaboró con los otros dos Uzujines para detenerme... —añadió, sombría, y apretó los puños junto a los costados—. A saber lo que me habría pasado de no haber estado él allí...
No podía dejar de darle vueltas a aquello. ¿De verdad la habrían secuestrado? ¿Eri?
—Venga, vayamos tirando —dijo—, o al final vamos a coger un catarro.
Ayame le siguió de cerca, saltando fuera de la plataforma y caminando sobre las aguas del lago hacia la puerta de entrada de la entrada. Durante un instante rememoró lo que le había costado en su día aprender a sostenerse sobre el agua con la mera ayuda de su chakra, y volvió a sorprenderse de lo natural que le parecía ahora hacerlo sin tan siquiera pensarlo.
—Pues en fin, yo tampoco creo que Amedama se mereciese esa placa —comentó Zetsuo de repente, sacándola de sus pensamientos—. Kaido sí, hizo un servicio ejemplar. ¿Pero Daruu? ¡Arriesgó vuestra vida! Un auténtico zoquete. Si no fuera por lo que él también pasó, le agarraría del cuello y... —El médico concluyó su amenaza con un gesto nada agradable con sus dos manos, y Ayame palideció al verlo.
—¡Eso no es cierto! —le rebatió, enojada—. ¡Ambos se merecen la placa! —«Y desde luego, mucho más que yo»—. Daruu-kun cometió un error, pero antes de eso sacó una buena nota en las dos primeras pruebas y después... cuando... cuando perdí el control... se abalanzó sobre mí para intentar llevarme a otro sitio donde no pudiera causar más problemas. ¡Que no funcionara su técnica no fue culpa suya, pero desde luego lo hizo lo mejor que fue capaz! Yo no puedo recordarlo... pero se supone que colaboró con los otros dos Uzujines para detenerme... —añadió, sombría, y apretó los puños junto a los costados—. A saber lo que me habría pasado de no haber estado él allí...
No podía dejar de darle vueltas a aquello. ¿De verdad la habrían secuestrado? ¿Eri?