28/09/2018, 17:47
— No estoy muy seguro de que sea buena idea que Kumopansa y tus marionetas se conozcan...
— ¡Oh, vamos! si no lo hacemos nunca lo sabrás...
Pero Juro tenía razón, ya habíamos charlado bastante rato. Había llegado el momento de reanudar la marcha y darse prisa si queríamos llegar a una hora decente a las aldeas circundantes del bosque de hongos y tener un sitio en el que dormir. De lo contrario tocaría acampar en algún remoto lugar.
Así que precisamente eso fue lo que hicimos, caminar y caminar. Por fortuna, llegamos a tiempo a una de esas pequeñas poblaciones. Era una de esas típicas del país, de población realmente reducida y en la que la mayoría eran agricultores o gente que se ganaba la vida con el ganado. Nos metimos en un lugar que carecía de lujo alguno y allí pasamos la noche.
Al día siguiente, nos adentramos en el bosque. el objetivo era claro, no debíamos entretenernos allí dentro si queríamos salir vivos y llegar a los arrozales antes de que cayera el sol. Así pues, avanzamos con cautela pero sin detenernos, escepto para comer. Pausa en la que no invertimos demasiado tiempo.
Al final superamos aquel laberinto repleto de hongos de todos los tamaños y colores con éxito y antes de que la noche se adueñase del país. tras seguir un sendero, durante un rato, llegamos finalmente a los arrozales donde deberíamos encontrar al tal Yamcha y su templo, por ahí debía estar.
— Bien, yo ya he cumplido con mi parte, te presento los arrozales. Por aquí debería estar ese tipo
— ¡Oh, vamos! si no lo hacemos nunca lo sabrás...
Pero Juro tenía razón, ya habíamos charlado bastante rato. Había llegado el momento de reanudar la marcha y darse prisa si queríamos llegar a una hora decente a las aldeas circundantes del bosque de hongos y tener un sitio en el que dormir. De lo contrario tocaría acampar en algún remoto lugar.
Así que precisamente eso fue lo que hicimos, caminar y caminar. Por fortuna, llegamos a tiempo a una de esas pequeñas poblaciones. Era una de esas típicas del país, de población realmente reducida y en la que la mayoría eran agricultores o gente que se ganaba la vida con el ganado. Nos metimos en un lugar que carecía de lujo alguno y allí pasamos la noche.
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Al día siguiente, nos adentramos en el bosque. el objetivo era claro, no debíamos entretenernos allí dentro si queríamos salir vivos y llegar a los arrozales antes de que cayera el sol. Así pues, avanzamos con cautela pero sin detenernos, escepto para comer. Pausa en la que no invertimos demasiado tiempo.
Al final superamos aquel laberinto repleto de hongos de todos los tamaños y colores con éxito y antes de que la noche se adueñase del país. tras seguir un sendero, durante un rato, llegamos finalmente a los arrozales donde deberíamos encontrar al tal Yamcha y su templo, por ahí debía estar.
— Bien, yo ya he cumplido con mi parte, te presento los arrozales. Por aquí debería estar ese tipo
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa