28/09/2018, 18:23
(Última modificación: 28/09/2018, 18:23 por Amedama Daruu.)
—O tienen algo en común —respondió Daruu, entrando a la tienda con cuidado—, o nos encontramos ante un asesino en serie. Cosa mala.
Kori asintió, y entró el último de los tres. Plantándose en el centro de la joyería, echó un vistazo general.
—Eso sería una mala noticia, pero de momento es lo que parece. Sin embargo, más vale que revisemos todo a fondo. Que tratemos de encontrar una conexión. Vamos, chicos. Por cierto, tengo la llave, tenemos que apagar las luces al terminar y cortar el hilo; asegurarnos de que el establecimiento queda cerrado. Luego, iré a devolverla al equipo forense. Que por cierto, me habló cuando me avisaron de este segundo crimen.
»No encontraron nada notable. Una estocada limpia a la altura del corazón.
«Genial», pensó Daruu. «Osea que seguimos igual.»
El trío se puso enseguida a registrar el establecimiento de forma minuciosa. Se trataba de un local de venta de joyas de unos cinco metros de ancho por siete de largo, con dos armarios de vidrio reforzado a cada lado, bien cerradas y sin forzar, en el que se exhibían decenas de joyas de plata y de oro de diferentes rangos de precio. Al fondo había un mostrador, con una caja registradora que tampoco había sido forzada, y en la pared, tras un cuadro de paisaje que Kori retiró con delicadeza, una caja fuerte firmemente cerrada.
La víctima estaba en el centro del establecimiento. Sí que hubo una diferencia en esta ocasión, y es que ahora que la miraban bien tenía la chaqueta rasgada a la altura del brazo derecho. Sí que había habido un pequeño forcejeo, o tal vez una discusión. Pero si la puerta no estaba forzada...
—¿Se conocían? ¿O tal vez estaba atendiéndole y luego la mató casi por sorpresa?
La señora, de nombre Goruden Yahime, yacía tumbada boca arriba, con el brazo derecho encogido sobre el vientre y el derecho estirado con el puño firmemente cerrado.
Kori asintió, y entró el último de los tres. Plantándose en el centro de la joyería, echó un vistazo general.
—Eso sería una mala noticia, pero de momento es lo que parece. Sin embargo, más vale que revisemos todo a fondo. Que tratemos de encontrar una conexión. Vamos, chicos. Por cierto, tengo la llave, tenemos que apagar las luces al terminar y cortar el hilo; asegurarnos de que el establecimiento queda cerrado. Luego, iré a devolverla al equipo forense. Que por cierto, me habló cuando me avisaron de este segundo crimen.
»No encontraron nada notable. Una estocada limpia a la altura del corazón.
«Genial», pensó Daruu. «Osea que seguimos igual.»
El trío se puso enseguida a registrar el establecimiento de forma minuciosa. Se trataba de un local de venta de joyas de unos cinco metros de ancho por siete de largo, con dos armarios de vidrio reforzado a cada lado, bien cerradas y sin forzar, en el que se exhibían decenas de joyas de plata y de oro de diferentes rangos de precio. Al fondo había un mostrador, con una caja registradora que tampoco había sido forzada, y en la pared, tras un cuadro de paisaje que Kori retiró con delicadeza, una caja fuerte firmemente cerrada.
La víctima estaba en el centro del establecimiento. Sí que hubo una diferencia en esta ocasión, y es que ahora que la miraban bien tenía la chaqueta rasgada a la altura del brazo derecho. Sí que había habido un pequeño forcejeo, o tal vez una discusión. Pero si la puerta no estaba forzada...
—¿Se conocían? ¿O tal vez estaba atendiéndole y luego la mató casi por sorpresa?
La señora, de nombre Goruden Yahime, yacía tumbada boca arriba, con el brazo derecho encogido sobre el vientre y el derecho estirado con el puño firmemente cerrado.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)