29/09/2018, 23:44
La anciana escuchó las palabras de Daruu con los ojos entornados ligeramente. Dudó durante un instante, ante la fuerza de las palabras del muchacho, pero enseguida suvoluntad volvió a alzarse como una ola sobre los acantilados. Agachó el dedo, apagando la llamita en el proceso, y echó el cuerpo hacia atrás para apoyarlo en el muro que daba el final a aquel callejón, y terminó por soltar un largo y cansado suspiro. Ya no tenía edad para andar discutiendo con chiquillos.
Una pena. Una auténtica pena...
—Muy bien. Buena suerte entonces, y dale recuerdos a tu sensei de parte de Nesobo —le sonrió con cierta malicia, mostrándole un colmillo de oro que asomaba entre sus labios, mientras acariciaba el lomo del gato negro, que ronroneaba cómodamente sobre su regazo—. Creía que los shinobi de hoy en día no serían unos gallinas y no tendrían miedo a perseguir un simple gato pero... parece que me equivoqué. Supongo que esta pobre anciana tendrá que buscarse la vida sola, como siempre ha hecho.
Una pena. Una auténtica pena...
—Muy bien. Buena suerte entonces, y dale recuerdos a tu sensei de parte de Nesobo —le sonrió con cierta malicia, mostrándole un colmillo de oro que asomaba entre sus labios, mientras acariciaba el lomo del gato negro, que ronroneaba cómodamente sobre su regazo—. Creía que los shinobi de hoy en día no serían unos gallinas y no tendrían miedo a perseguir un simple gato pero... parece que me equivoqué. Supongo que esta pobre anciana tendrá que buscarse la vida sola, como siempre ha hecho.