3/10/2018, 23:07
Daruu ascendió durante interminables minutos por la fachada del edificio. La lluvia en los ojos, el frío en las muñecas, la incomodidad de la postura de sus manos y alguna que otra tubería resbaladiza por el agua quisieron dificultar la tarea del joven shinobi. Sin embargo, este no se dio por vencido. Pronto se dio cuenta de que subir hasta lo más alto no sería buena idea (sus ojos no serían capaz de localizar a su objetivo con tanta facilidad desde tan lejos, y menos con la neblina de la tormenta nublando sus sentidos), por lo que se detuvo a mitad de ascenso en una terraza con barandilla de metal y losas de mármol y comenzó a saltar entre los diferentes rascacielos como habría saltado de árbol en árbol de haberse encontrado en un bosque persiguiendo a un objetivo, cruzando las calles y las manzanas a gran velocidad. No tardaría mucho en ver un poco más allá la separación de los edificios que anunciaba el comienzo del famoso Distrito Comercial.
Y entonces su pie resbaló.
Una teja mal colocada en el tejadillo en el que había ido a apoyarse se deslizó por debajo de él, precipitando su cuerpo a una caída de unos quince metros asegurados. Sin control alguno sobre el movimiento de su cuerpo, Daruu vio el suelo acercarse a toda velocidad. Cada vez más cerca... Cada vez más cerca... Hasta que sus manos consiguieron asir una tubería que cruzaba de forma horizontal el edificio sobre el que había ido a caer.
Y entonces su pie resbaló.
Una teja mal colocada en el tejadillo en el que había ido a apoyarse se deslizó por debajo de él, precipitando su cuerpo a una caída de unos quince metros asegurados. Sin control alguno sobre el movimiento de su cuerpo, Daruu vio el suelo acercarse a toda velocidad. Cada vez más cerca... Cada vez más cerca... Hasta que sus manos consiguieron asir una tubería que cruzaba de forma horizontal el edificio sobre el que había ido a caer.