6/10/2018, 23:11
Daruu soltó una carcajada y, de forma completamente despreocupada y desvergonzada, se invitó a sí mismo a pasar, cerrando la puerta tras de sí y abrazando a Ayame con fuerza. Ahora ambos muchachos se encontraban en el recibidor de la casa de ella, un pasillo de suelo de madera y paredes grises con apenas un mueble junto a la puerta donde se encontraban las llaves de los habitantes (aunque en aquella ocasión sólo estaban las de Ayame). A la espalda de las muchacha, varias puertas a ambos lados del corredor daban a las diferentes habitaciones.
—¡La hora perfecta para invitarte a desayunar! —exclamó, y Ayame soltó un quejido cuando le revolvió aún más el pelo—. Hoy, además, tengo una muy buena sorpresa que darte.
Pero antes de que la muchacha pudiera preguntar al respecto, la besó. Y fue un beso radiante, lleno de energía y felicidad. Y para cuando se separaron, la aún confundida Ayame se tambaleó ligeramente, evidentemente sorprendida ante la situación. Daruu se mostraba mucho más feliz de lo que estaba habituada a ver en él. La radiante sonrisa de sus labios se extendía hasta sus ojos violetas, que brillaban de manera inusual con un enérgico fulgor.
—¿Una buena sorpresa? ¿De qué se trata? —preguntó, ladeando la cabeza ligeramente, aunque enseguida se percató de algo—. Espera, ¿has dicho que me vas a invitar a desayunar? ¿Eso significa que vamos a salir?
—¡La hora perfecta para invitarte a desayunar! —exclamó, y Ayame soltó un quejido cuando le revolvió aún más el pelo—. Hoy, además, tengo una muy buena sorpresa que darte.
Pero antes de que la muchacha pudiera preguntar al respecto, la besó. Y fue un beso radiante, lleno de energía y felicidad. Y para cuando se separaron, la aún confundida Ayame se tambaleó ligeramente, evidentemente sorprendida ante la situación. Daruu se mostraba mucho más feliz de lo que estaba habituada a ver en él. La radiante sonrisa de sus labios se extendía hasta sus ojos violetas, que brillaban de manera inusual con un enérgico fulgor.
—¿Una buena sorpresa? ¿De qué se trata? —preguntó, ladeando la cabeza ligeramente, aunque enseguida se percató de algo—. Espera, ¿has dicho que me vas a invitar a desayunar? ¿Eso significa que vamos a salir?