8/10/2018, 22:31
Ayame, indignada, le reprochó y con un par de zancadas se plantó delante de él y le arrebató el cuadro de las manos. Daruu, ligeramente decepcionado, esbozó un mohín de fastidio y se levantó.
—Las cambiaré de sitio, carapapa —se burló, dándole un golpecito en el hombro—. Y sí, vámonos. Que a estas alturas tu hermano ha acabado con todos los bollitos.
Había soltado la bomba, sí. Lo suficiente para descolocarla. Pero lejos de dar alguna explicación, el muchacho se dirigió hacia la puerta de salida silbando una alegre canción. Ya en el rellano del edificio, pulsó el botón para llamar al ascensor. Se puso las manos detrás de la espalda y se balanceó, contento.
—Kori-sensei estaba también gracioso en esa foto —dijo—. ¿Nunca te has preguntado cómo sería conocer a tu hermano de genin? Quiero decir, tenerlo de compañero.
—Las cambiaré de sitio, carapapa —se burló, dándole un golpecito en el hombro—. Y sí, vámonos. Que a estas alturas tu hermano ha acabado con todos los bollitos.
Había soltado la bomba, sí. Lo suficiente para descolocarla. Pero lejos de dar alguna explicación, el muchacho se dirigió hacia la puerta de salida silbando una alegre canción. Ya en el rellano del edificio, pulsó el botón para llamar al ascensor. Se puso las manos detrás de la espalda y se balanceó, contento.
—Kori-sensei estaba también gracioso en esa foto —dijo—. ¿Nunca te has preguntado cómo sería conocer a tu hermano de genin? Quiero decir, tenerlo de compañero.