13/10/2018, 18:31
(Última modificación: 13/10/2018, 18:51 por Umikiba Kaido. Editado 1 vez en total.)
Una taberna era una taberna, fuera allá en la Tormenta o en el Remolino. Siempre había el típico borracho de turno, las juergas entre colegas que compartían una buena jarra de cerveza y, por qué no, una niñ... ¿Qué cojones hacía un crío en un tugurio como ese? ¿sería la hija de algún borracho de turno?
Reacio a entenderlo, el escualo tomó asiento en alguna de las mesas vacías y despotricó a Nokomizuchi, cuyo mango hacía tope con la baranda de su asiento. Y a su vez, le protegía de cualquier mirada turbia que le pudiera caer con su llegada.
Los ojos del gyojin se postraron sobre aquella niña. Y la mujer, que buenamente le cumplía su más imperioso deseo. Un chocolate.
Reacio a entenderlo, el escualo tomó asiento en alguna de las mesas vacías y despotricó a Nokomizuchi, cuyo mango hacía tope con la baranda de su asiento. Y a su vez, le protegía de cualquier mirada turbia que le pudiera caer con su llegada.
Los ojos del gyojin se postraron sobre aquella niña. Y la mujer, que buenamente le cumplía su más imperioso deseo. Un chocolate.