14/10/2018, 14:07
Posicionado en la terrada del edificio, Daruu hizo uso de su visor para tener una mejor visión del lugar. El objeto le permitía hacer aumentos a voluntad, y el chunin pronto pudo ver con todo detalle la entrada del local. Detrás de un toldo que lo protegía de la inclemente lluvia, dos puertas de cristal daban acceso al interior del lugar. Desde allí Daruu pudo ver una gran cantidad de cajas con todo tipo de pescados y mariscos, dispuestos todos ellos de manera estratégica para llamar la atención de los clientes.
Por cierto, una señora plegaba el paraguas, a punto de entrar.
—¡Hala, qué chulo, señor! —exclamó una vocecilla junto a él. Se trataba de un chico muy joven, de cabellos blanquecinos y ojos vivos y cristalinos, que le contemplaba con una profunda admiración, sentado sobre la barandilla de la terraza—. ¿Es usted un ninja? ¿Qué clase de gafas son esas? ¿Puedo probarlas?
Por cierto, una señora plegaba el paraguas, a punto de entrar.
—¡Hala, qué chulo, señor! —exclamó una vocecilla junto a él. Se trataba de un chico muy joven, de cabellos blanquecinos y ojos vivos y cristalinos, que le contemplaba con una profunda admiración, sentado sobre la barandilla de la terraza—. ¿Es usted un ninja? ¿Qué clase de gafas son esas? ¿Puedo probarlas?