15/10/2018, 00:57
—No quiere decir que sea un bandido, por supuesto —contestó, completando la frase que el borracho no se había atrevido a terminar. De todas formas, y para guardar las apariencias, entendió que su espada generaba a la par de su dentadura, la mayor desconfianza. Así que con la entrada de quien parecía ser un kusajin plenamente identificado con su bandana, la mano de Kaido abandonó el fuerte agarre que tenía sobre nokomizuchi de forma lenta y segura—. oh, buenas noches. Todo en orden, señ... ¡Daigo-kun!
Oh, los Dioses estaban de su lado esa noche. Y es que si tenía que pensar en la posibilidad de que un agente de la ley perteneciente a Kusagakure se apareciera en aquella taberna, lo mejor para él es que fuera alguien a quien conociera. Y a Daigo le conocía, desde luego. Las manos de Kaido se alzaron en regocijo y su sonrisa se ensanchó, como quien ve a un gran amigo después de largos años.
—¡Qué bueno verte por aquí, compañero! ¿cómo estás? ¡ven, siéntate!
1 AO
Oh, los Dioses estaban de su lado esa noche. Y es que si tenía que pensar en la posibilidad de que un agente de la ley perteneciente a Kusagakure se apareciera en aquella taberna, lo mejor para él es que fuera alguien a quien conociera. Y a Daigo le conocía, desde luego. Las manos de Kaido se alzaron en regocijo y su sonrisa se ensanchó, como quien ve a un gran amigo después de largos años.
—¡Qué bueno verte por aquí, compañero! ¿cómo estás? ¡ven, siéntate!
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