17/10/2018, 16:06
Kiroe suspiró y sus labios se curvaron en una apenas perceptible sonrisa.
—Una vez más, tengo que pronunciar estas palabras. La lección que le di a Daruu-kun. La lección que aprendí cuando mi marido me traicionó y me vi obligada a... —Dejó la frase colgando en el aire, pero todos los allí presentes sabían muy bien cómo continuaba—: Ayame, los días habrían pasado, y cuando hubiera aceptado que ya ha pasado y que sí o sí voy a tener que vivir con las consecuencias, sufriría bastante menos que imaginando situaciones imposibles que ya no iban a ser.
Kiroe le apoyó la mano en la cabeza y revolvió sus largos cabellos, con cuidado de no estropearle el gorro.
—Igual que harías bien tú centrándote en que todo está bien y ha salido bien. Y el idiota de tu padre.
—¡Cuida esa lengua, o...! —masculló el aludido, pero Kiroe siguió hablando sin más.
—Respecto a Daruu, le envié a por fresas shiroshimo insistiéndole en que reabriría la pastelería aún estando ciega. Con el proveedor de vacaciones, fue... bastante entretenido para él. El tiempo suficiente.
Ayame soltó una risilla entre dientes, nerviosa. Desde luego, si Daruu hubiera sabido lo que su madre estaba tramando habría tratado de detenerla por todos los medios. Y, conociendo la cabezonería de la mujer, no lo habría conseguido. Y eso sólo habría servido para ponerle nervioso. Terriblemente nervioso.
Ayame tomó uno de los bollitos de vainilla y se deleitó en su olor antes de llevárselo a la boca. Cielos, hacía tanto que no los probaba que había olvidado lo buenos que estaban.
—Esa técnica es increíble... —musitó, haciendo referencia al Chikatsu Saisei no Jutsu—. ¿De verdad puede regenerar cualquier cosa? ¿Podría incluso... haber regenerado el Byakugan de Daruu-kun?
—Una vez más, tengo que pronunciar estas palabras. La lección que le di a Daruu-kun. La lección que aprendí cuando mi marido me traicionó y me vi obligada a... —Dejó la frase colgando en el aire, pero todos los allí presentes sabían muy bien cómo continuaba—: Ayame, los días habrían pasado, y cuando hubiera aceptado que ya ha pasado y que sí o sí voy a tener que vivir con las consecuencias, sufriría bastante menos que imaginando situaciones imposibles que ya no iban a ser.
Kiroe le apoyó la mano en la cabeza y revolvió sus largos cabellos, con cuidado de no estropearle el gorro.
—Igual que harías bien tú centrándote en que todo está bien y ha salido bien. Y el idiota de tu padre.
—¡Cuida esa lengua, o...! —masculló el aludido, pero Kiroe siguió hablando sin más.
—Respecto a Daruu, le envié a por fresas shiroshimo insistiéndole en que reabriría la pastelería aún estando ciega. Con el proveedor de vacaciones, fue... bastante entretenido para él. El tiempo suficiente.
Ayame soltó una risilla entre dientes, nerviosa. Desde luego, si Daruu hubiera sabido lo que su madre estaba tramando habría tratado de detenerla por todos los medios. Y, conociendo la cabezonería de la mujer, no lo habría conseguido. Y eso sólo habría servido para ponerle nervioso. Terriblemente nervioso.
Ayame tomó uno de los bollitos de vainilla y se deleitó en su olor antes de llevárselo a la boca. Cielos, hacía tanto que no los probaba que había olvidado lo buenos que estaban.
—Esa técnica es increíble... —musitó, haciendo referencia al Chikatsu Saisei no Jutsu—. ¿De verdad puede regenerar cualquier cosa? ¿Podría incluso... haber regenerado el Byakugan de Daruu-kun?