20/10/2018, 00:25
Datsue escuchó a Juro. Pareció escucharle de verdad (aunque nunca se sabía lo que realmente pensaba una persona).
« Espero que esto no sea un error »
La mente humana aterrorizaba al marionetista. Quizá, porque no era algo que pudiera controlar, tanto como sus marionetas. Cada personas tenía una forma de pensar. Había gente tan transparente como un trozo de cristal, a través de la cuál podía ver todo. Sin embargo, la mayoría de las personas eran como una lámina de acero. Incapaz de ver a través, incapaz de pasar, condenado a hacer hipotesis y elaboraciones de lo que realmente puede pasar por ahí.
Su hermana siempre le había dicho que era excesivamente controlador, y que debía dejarlo pasar. Pero en ese momento, no pudo volver a desear poder leer el pensamiento de la gente. Esta vez no por capricho.
Esta vez era por supervivencia.
—Está bien, Juro. Si tú dices que fue así, entonces, te creo
— G-Gracias... — murmuró. Seguía teniendo miedo. ¿Quién era Uchiha Datsue en realidad? ¿Podía fiarse de él? ¿Podía acercarse con la certeza que que no le pasaría nada?
Juro se mordió el labio, y avanzó un paso. Luego otro. Hacia Datsue.
— S-sé que no puedo cambiar lo sucedido, y lo lamento, ahora y probablemente siempre — añadió a decir, temeroso —. Pero espero que podamos dejar atrás esto y volver a como era todo antes. Es lo único que deseo después de todo. Yo también tenía conocidos en Uzushiogakure, ¿sabes?
Al final, el deber se impuso a su instinto de correr. El deber de pagar por sus actos y redimir sus acciones. De no tirar la mano y luego esconder la piedra. Él quería eso: paz. Puede que fuera una trampa, pero... ¿Cómo podría hallarla si a la primera de cambio salía corriendo?
Juro le estrechó la mano, firmando aquel extraño acuerdo de paz.
« No dejes que me arrepienta de esto, por favor »
« Espero que esto no sea un error »
La mente humana aterrorizaba al marionetista. Quizá, porque no era algo que pudiera controlar, tanto como sus marionetas. Cada personas tenía una forma de pensar. Había gente tan transparente como un trozo de cristal, a través de la cuál podía ver todo. Sin embargo, la mayoría de las personas eran como una lámina de acero. Incapaz de ver a través, incapaz de pasar, condenado a hacer hipotesis y elaboraciones de lo que realmente puede pasar por ahí.
Su hermana siempre le había dicho que era excesivamente controlador, y que debía dejarlo pasar. Pero en ese momento, no pudo volver a desear poder leer el pensamiento de la gente. Esta vez no por capricho.
Esta vez era por supervivencia.
—Está bien, Juro. Si tú dices que fue así, entonces, te creo
— G-Gracias... — murmuró. Seguía teniendo miedo. ¿Quién era Uchiha Datsue en realidad? ¿Podía fiarse de él? ¿Podía acercarse con la certeza que que no le pasaría nada?
Juro se mordió el labio, y avanzó un paso. Luego otro. Hacia Datsue.
— S-sé que no puedo cambiar lo sucedido, y lo lamento, ahora y probablemente siempre — añadió a decir, temeroso —. Pero espero que podamos dejar atrás esto y volver a como era todo antes. Es lo único que deseo después de todo. Yo también tenía conocidos en Uzushiogakure, ¿sabes?
Al final, el deber se impuso a su instinto de correr. El deber de pagar por sus actos y redimir sus acciones. De no tirar la mano y luego esconder la piedra. Él quería eso: paz. Puede que fuera una trampa, pero... ¿Cómo podría hallarla si a la primera de cambio salía corriendo?
Juro le estrechó la mano, firmando aquel extraño acuerdo de paz.
« No dejes que me arrepienta de esto, por favor »
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60