22/10/2018, 12:19
(Última modificación: 22/10/2018, 12:20 por Aotsuki Ayame.)
Notsu clavó sus ojos de petróleo en los ojos nublados de Kirishima. Le atravesaba con la mirada, pero el tabernero aguantó estoico la arremetida.
—¿Qué coño estás diciendo, Kirishima-kun? —dijo, casi en un susurro—. Nos jodieron la puta vida. Podríamos haber sido los mejores ladrones de todo el País de la Tormenta. Podríamos haber alcanzado la gloria. Podríamos ser ricos ahora mismo. ¡¡ELLOS NOS QUITARON TODO!! —bramó, estampando ambas manos contra la madera de la barra.
Kirishima apenas se inmutó.
—No. Ellos nos engañaron y nos quitaron muchos años entre rejas, pero tú mismo te acabas de arrebatar todo lo que te quedaba al quitarles a ellos la vida —le espetó, inusualmente calmado—. Deberías haber rehecho tu vida. Abrir una taberna, un restaurante o una joyería. Adoptar un estilo de vida honrado, tal y como hicieron Yamato y Danko, o Takahashi y Goruden como se hacían llamar ahora...
»O... como hizo Kirishima.
—¿Qué coño estás diciendo, Kirishima-kun? —dijo, casi en un susurro—. Nos jodieron la puta vida. Podríamos haber sido los mejores ladrones de todo el País de la Tormenta. Podríamos haber alcanzado la gloria. Podríamos ser ricos ahora mismo. ¡¡ELLOS NOS QUITARON TODO!! —bramó, estampando ambas manos contra la madera de la barra.
Kirishima apenas se inmutó.
—No. Ellos nos engañaron y nos quitaron muchos años entre rejas, pero tú mismo te acabas de arrebatar todo lo que te quedaba al quitarles a ellos la vida —le espetó, inusualmente calmado—. Deberías haber rehecho tu vida. Abrir una taberna, un restaurante o una joyería. Adoptar un estilo de vida honrado, tal y como hicieron Yamato y Danko, o Takahashi y Goruden como se hacían llamar ahora...
»O... como hizo Kirishima.