24/10/2018, 17:21
Yuki esperó unos segundos antes de intervenir, durante los cuales Daruu no le quitó la vista de encima. Por si acaso.
—Si no me acabaras de salvar de aquel nyabruto quizás jugaría un poco más contigo —admitió, sin ningún tipo de reparos, y durante un instante pareció sonreír—. ¡Nyan, como echo de menos jugar al pilla-pilla por las calles de Amegakure!
«Está bien, pues hazlo con otro compañero de juegos. Si no está esposado y no se llama Daruu, mejor.»
Finalmente, Yuki accedió a acompañarle y volvió a transformarse en aquél niño albino que tanto le recordaba a su propio maestro. Tomó la cesta y ambos comenzaron a caminar hacia el callejón donde moraba Nesobo. Daruu evitó los caminos principales y tras cada esquina comprobaba que no hubiera nadie, o al menos ningún shinobi, vigilando.
—Por cierto, no sé por qué te quejas, el olor de las sardinas es nyalicioso —exclamó, relamiéndose—. Y ya no hablemos del atún... nyan...
—No nos vamos a pelear por el pescado, entonces —protestó Daruu, con asco—, porque yo lo odio. Todo para ti.
»Oye, ¿cómo es que puedes transformarte en humano? Quiero decir... aparte de hablar. No eres un gato cualquiera, ¿eh?
—Si no me acabaras de salvar de aquel nyabruto quizás jugaría un poco más contigo —admitió, sin ningún tipo de reparos, y durante un instante pareció sonreír—. ¡Nyan, como echo de menos jugar al pilla-pilla por las calles de Amegakure!
«Está bien, pues hazlo con otro compañero de juegos. Si no está esposado y no se llama Daruu, mejor.»
Finalmente, Yuki accedió a acompañarle y volvió a transformarse en aquél niño albino que tanto le recordaba a su propio maestro. Tomó la cesta y ambos comenzaron a caminar hacia el callejón donde moraba Nesobo. Daruu evitó los caminos principales y tras cada esquina comprobaba que no hubiera nadie, o al menos ningún shinobi, vigilando.
—Por cierto, no sé por qué te quejas, el olor de las sardinas es nyalicioso —exclamó, relamiéndose—. Y ya no hablemos del atún... nyan...
—No nos vamos a pelear por el pescado, entonces —protestó Daruu, con asco—, porque yo lo odio. Todo para ti.
»Oye, ¿cómo es que puedes transformarte en humano? Quiero decir... aparte de hablar. No eres un gato cualquiera, ¿eh?