25/09/2015, 15:57
El joven con aspecto de monje parecía estar dispuesto a seguir aquella línea de conversación. Al parecer también era de esas personas a las cuales les gusta aprender de otros. Lo cual era algo bueno, pues cualquiera puede escuchar lo que dice una persona. Pero pocos son capaces de aprender algo de lo que hay más allá de las palabras.
«”Alguien o algo tiene que mantener el orden”»
«Creo que es normal pensar así ¿pero quién decide cual es el orden que debemos seguir?»
Pare el Ishimura eso estaba bien, pues cuando se trataba de definir cosas tan subjetivas como aquella, resultaba ser que no había respuestas herradas. Cada punto de vista era tan válido como cualquier otro. Pero tomando en cuenta que la naturaleza humana es caótica y contradictoria, también se podía llegar a la conclusión de que ninguna definición de justicia podría ser perfecta.
Solo quedaba creer en el entendimiento propio y aferrarse a él mientras funcionara.
—Yo creo que la justicia es algo que definimos según nuestro criterio y cuyo peso es igual a la cantidad de gente sobre la que podamos ejercerla.
—Es decir, las leyes son creadas y ejercidas por aquellos que tiene autoridad. Por ejemplo en las aldeas ninja la ejercen los Kage y en la nación la ejercen los señores feudales. Al final resultan ser simples personas que tienen su propia justicia y que la imponen por que tienen el poder para hacerlo.
—Quizás solo sean lo que resulta socialmente más aceptable. Pero bien podrías encontrar a un simple aldeano que definiera una nueva ley que ayudara a progresar el sistema de la villa. Pero al Kage podría no parecerle adecuada debido a que no se amolda a su propia definición. En todo caso la idea del hombre no llegaría a ser ya que le falta autoridad y poder para ser ejercida.
—Es como si la ley fuera condicionada por el poder que tengas —en su rostro se dibujo una sonrisa—. De cierta forma es como la justicia poética pero en su lado primitivo que es la ley del más fuerte. Como en la naturaleza, el poder recae sobre los justos, pues ya que su propia fuerza hace que su justicia supere a la de los demás.
—Bueno… Quizás lo pienso demasiado —dijo riendo suavemente.
El joven de cabello blanco había hablado bastante mientras sus grises ojos se fijaban en el cielo nocturno. Pero era algo inevitable, pues cuando una mente curiosa empieza a hallar respuestas, el debate interno emana en cada palabra y en cada oración.
«”Alguien o algo tiene que mantener el orden”»
«Creo que es normal pensar así ¿pero quién decide cual es el orden que debemos seguir?»
Pare el Ishimura eso estaba bien, pues cuando se trataba de definir cosas tan subjetivas como aquella, resultaba ser que no había respuestas herradas. Cada punto de vista era tan válido como cualquier otro. Pero tomando en cuenta que la naturaleza humana es caótica y contradictoria, también se podía llegar a la conclusión de que ninguna definición de justicia podría ser perfecta.
Solo quedaba creer en el entendimiento propio y aferrarse a él mientras funcionara.
—Yo creo que la justicia es algo que definimos según nuestro criterio y cuyo peso es igual a la cantidad de gente sobre la que podamos ejercerla.
—Es decir, las leyes son creadas y ejercidas por aquellos que tiene autoridad. Por ejemplo en las aldeas ninja la ejercen los Kage y en la nación la ejercen los señores feudales. Al final resultan ser simples personas que tienen su propia justicia y que la imponen por que tienen el poder para hacerlo.
—Quizás solo sean lo que resulta socialmente más aceptable. Pero bien podrías encontrar a un simple aldeano que definiera una nueva ley que ayudara a progresar el sistema de la villa. Pero al Kage podría no parecerle adecuada debido a que no se amolda a su propia definición. En todo caso la idea del hombre no llegaría a ser ya que le falta autoridad y poder para ser ejercida.
—Es como si la ley fuera condicionada por el poder que tengas —en su rostro se dibujo una sonrisa—. De cierta forma es como la justicia poética pero en su lado primitivo que es la ley del más fuerte. Como en la naturaleza, el poder recae sobre los justos, pues ya que su propia fuerza hace que su justicia supere a la de los demás.
—Bueno… Quizás lo pienso demasiado —dijo riendo suavemente.
El joven de cabello blanco había hablado bastante mientras sus grises ojos se fijaban en el cielo nocturno. Pero era algo inevitable, pues cuando una mente curiosa empieza a hallar respuestas, el debate interno emana en cada palabra y en cada oración.