28/10/2018, 21:45
—No lo sé —contestó ella—. No conozco mucho a Uzukage-sama, pero creo que ayudará a aminorar la tensión, al menos para contigo, pues no participaste activamente en el revuelo que se montó tras nuestra marcha —alegó, luego mostró una sonrisa—. Seguro que la lee, no te preocupes.
Pero Ayame torció el gesto y volvió a llevarse la pajita a los labios. Después de darle un sorbo al batido, se relamió:
—Si te soy sincera, lo que menos me preocupa es lo que piense de mí —admitió, mirándola largamente a los ojos. Entonces entrelazó los dedos de las manos y, tras asegurarse de que no había oídos indiscretos cerca, bajó más la voz—. El Pacto se ha roto por mi culpa, eso es lo que me preocupa. Lo que quiero es que las relaciones entre las aldeas vuelvan a ser lo que eran antes. Y sé que es difícil, terriblemente difícil. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que yo he sido el detonante de todo esto.
»Por cierto, Eri-s... chan. No dejes que nadie, aparte de ti y de Uzukage-sama claro está, se entere de la existencia de esta carta, por favor.
«Sobre todo, si tienen apellido Uchiha.» Añadió para sus adentros, apretando los labios, al tiempo que terminaba con los últimos restos de la copa.
Pero Ayame torció el gesto y volvió a llevarse la pajita a los labios. Después de darle un sorbo al batido, se relamió:
—Si te soy sincera, lo que menos me preocupa es lo que piense de mí —admitió, mirándola largamente a los ojos. Entonces entrelazó los dedos de las manos y, tras asegurarse de que no había oídos indiscretos cerca, bajó más la voz—. El Pacto se ha roto por mi culpa, eso es lo que me preocupa. Lo que quiero es que las relaciones entre las aldeas vuelvan a ser lo que eran antes. Y sé que es difícil, terriblemente difícil. Pero no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que yo he sido el detonante de todo esto.
»Por cierto, Eri-s... chan. No dejes que nadie, aparte de ti y de Uzukage-sama claro está, se entere de la existencia de esta carta, por favor.
«Sobre todo, si tienen apellido Uchiha.» Añadió para sus adentros, apretando los labios, al tiempo que terminaba con los últimos restos de la copa.