29/10/2018, 15:00
Y finalmente, aquellos huevos azulados,, o lo que fuera que tuviera haciendo la función de genitales, explotaron.
—¡A ver, señores! que luzco como un jodido pescado, pero que no estoy hablando puto cetáceo. ¿Qué parte no entendistéis, los dos, de que no os importa adónde voy ni porqué mierdas no llevo mi jodida bandana?
¡Que voy a donde se me me cante el rabo y con las prendas que me salgan de la jodida escama, coño!
Aquello fue todo lo que tuvo que decir el amejin, seguido de un violento golpetazo en la mesa que retumbó en todo el local, acción ante la cual solo fui capaz de soltar un suspiro pesado a sabiendas de que no íbamos a sacar nada de aquel tipo. Pero Daigo lo entendió más rápido que yo.
—Nada más que añadir, pues, eso era todo
Pude ver, sin embargo, como el peliverde había desafiado a Kaido con sus ojos.
«¿Qué coño pretendes maldito loco?»
Chasquee la lengua y me levanté de mi asiento.
— Bien, la verdad es que solo quería asegurarme que todo estaba en orden visto el alboroto que habías montado, así que voy a creerte. Espero que no me decepciones, Kaido — me acerqué a la tabernera una última vez para susurrarle al oído — si vuelve a causar alboroto no dude en avisar a las autoridades y vovleremos para protegerles
Pasé por delante de la mesa y le hice una seña a Daigo, indicandole que nos íbamos dejando uno de mis caramelos sobre la mesa.
— Al postre invito yo — dije, guiñándole el ojo.
Esta vez, tal y como había dicho el propio Daigo, saldría del local con las ideas claras. Seguía teniendo un plan a seguir.
— Kumopansa, tú te quedas aquí. Escóndete y asegúrate de que ese cabrón cumple con su palabra y se larga de aquí mañana mismo. Luego vuelve a Kusagakure para informar, te estaré esperando — dije, ya en el exterior y obviamente sin que el escualo pudiese escuchar.
—¡A ver, señores! que luzco como un jodido pescado, pero que no estoy hablando puto cetáceo. ¿Qué parte no entendistéis, los dos, de que no os importa adónde voy ni porqué mierdas no llevo mi jodida bandana?
¡Que voy a donde se me me cante el rabo y con las prendas que me salgan de la jodida escama, coño!
Aquello fue todo lo que tuvo que decir el amejin, seguido de un violento golpetazo en la mesa que retumbó en todo el local, acción ante la cual solo fui capaz de soltar un suspiro pesado a sabiendas de que no íbamos a sacar nada de aquel tipo. Pero Daigo lo entendió más rápido que yo.
—Nada más que añadir, pues, eso era todo
Pude ver, sin embargo, como el peliverde había desafiado a Kaido con sus ojos.
«¿Qué coño pretendes maldito loco?»
Chasquee la lengua y me levanté de mi asiento.
— Bien, la verdad es que solo quería asegurarme que todo estaba en orden visto el alboroto que habías montado, así que voy a creerte. Espero que no me decepciones, Kaido — me acerqué a la tabernera una última vez para susurrarle al oído — si vuelve a causar alboroto no dude en avisar a las autoridades y vovleremos para protegerles
Pasé por delante de la mesa y le hice una seña a Daigo, indicandole que nos íbamos dejando uno de mis caramelos sobre la mesa.
— Al postre invito yo — dije, guiñándole el ojo.
Esta vez, tal y como había dicho el propio Daigo, saldría del local con las ideas claras. Seguía teniendo un plan a seguir.
— Kumopansa, tú te quedas aquí. Escóndete y asegúrate de que ese cabrón cumple con su palabra y se larga de aquí mañana mismo. Luego vuelve a Kusagakure para informar, te estaré esperando — dije, ya en el exterior y obviamente sin que el escualo pudiese escuchar.
![[Imagen: K1lxG4r.png]](https://i.imgur.com/K1lxG4r.png)
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