29/10/2018, 15:53
La reacción de Hauru le hizo saber inmediatamente que no había hecho del todo bien en explicar su punto de vista, quizás lo que él pensaba no tenía nada que ver con lo que hacía el muchacho y por eso, cuando éste escupió al suelo, se quedó callado y sus músculos se tensaron, fruto de la situación que se acababa de crear.
—Osea, que pretendes que abandone a mi familia. ¿Y luego qué? ¿así les pago, luego de haberme protegido durante todos estos años? ¡¿así les pago, por conseguirme un Tótem, por conseguirte; para no ser víctima de la maldición cada que pierda los estribos?!
Y entonces lo recordó, ya sabía por qué le sonaba su nombre, Yaban le había mencionado cuando le emboscaron, era él el motivo por el que le habían llevado allí, para ser su Tótem, y la sangre se le congeló en el cuerpo, sus ojos se clavaron en el muchacho y vio cómo su cuerpo cambiaba, sus colmillos se agrandaban y parecía que iba a aumentar de tamaño o algo por el estilo.
«¡Tengo que salir de aquí!»
—. no tienes ni idea de lo que es estar maldito. Ni tú, ni nadie. Así que entiende una cosa, no te liberé para dejarte huir. Lo hice porque solo tú puedes acabar con esta pesadilla, pues el creador de este sello es un Kaguya. Necesito que me digas todos los secretos de tu clan, tus fortalezas y debilidades. Y luego iré yo a matar a ese hijo de puta yo mismo.
Y lo que se congeló entonces fue su respiración, alguien de su mismo clan era el causante de todo aquel problema, alguien que compartía genes con él era el responsable de que dieran caza a gente de su mismo clan, y aquello le enfureció, y a la vez, la situación en la que se encontraba le obligaba a tratar de mantener la calma, y de tranquilizar a Hauru, aunque sabía que no tenía palabras para conseguirlo.
—No... No puedo. — Su corazón iba a mil por hora, sabía que aquella no era la respuesta que el chico buscaba. —No puedo porque no conozco los secretos de mi clan, donde crecí habían pasado varias generaciones sin nadie que manifestara mis poderes, prácticamente estaban olvidados... no... no puedo ayudarte de esa manera. — Explicó el joven, esperando que Hauru no decidiera matarlo allí mismo.
—Osea, que pretendes que abandone a mi familia. ¿Y luego qué? ¿así les pago, luego de haberme protegido durante todos estos años? ¡¿así les pago, por conseguirme un Tótem, por conseguirte; para no ser víctima de la maldición cada que pierda los estribos?!
Y entonces lo recordó, ya sabía por qué le sonaba su nombre, Yaban le había mencionado cuando le emboscaron, era él el motivo por el que le habían llevado allí, para ser su Tótem, y la sangre se le congeló en el cuerpo, sus ojos se clavaron en el muchacho y vio cómo su cuerpo cambiaba, sus colmillos se agrandaban y parecía que iba a aumentar de tamaño o algo por el estilo.
«¡Tengo que salir de aquí!»
—. no tienes ni idea de lo que es estar maldito. Ni tú, ni nadie. Así que entiende una cosa, no te liberé para dejarte huir. Lo hice porque solo tú puedes acabar con esta pesadilla, pues el creador de este sello es un Kaguya. Necesito que me digas todos los secretos de tu clan, tus fortalezas y debilidades. Y luego iré yo a matar a ese hijo de puta yo mismo.
Y lo que se congeló entonces fue su respiración, alguien de su mismo clan era el causante de todo aquel problema, alguien que compartía genes con él era el responsable de que dieran caza a gente de su mismo clan, y aquello le enfureció, y a la vez, la situación en la que se encontraba le obligaba a tratar de mantener la calma, y de tranquilizar a Hauru, aunque sabía que no tenía palabras para conseguirlo.
—No... No puedo. — Su corazón iba a mil por hora, sabía que aquella no era la respuesta que el chico buscaba. —No puedo porque no conozco los secretos de mi clan, donde crecí habían pasado varias generaciones sin nadie que manifestara mis poderes, prácticamente estaban olvidados... no... no puedo ayudarte de esa manera. — Explicó el joven, esperando que Hauru no decidiera matarlo allí mismo.
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»