29/10/2018, 22:19
(Última modificación: 29/10/2018, 22:20 por Inuzuka Nabi.)
Miré a Eri, y ahí me quedé, mirándola. En algún momento dejé de mirarla a ella y miraba al infinito a través de los ojos azules de la pelirroja, pero no me moví un centímetro, ni mi expresión varió lo más mínimo.
— Ya.
Dije por decir, de una forma apática. Intentaba soportar la presencia de Eri de una forma estoica y, de momento, me estaba saliendo casi bien, por lo menos por fuera. Por dentro tenía un remolino de pensamientos y sensaciones que estaba intentando ignorar.
Una tos detrás de Eri llamó la atención.
— Buenos días, chicos.
Soltó la mujer que estaba tras el mostrador, mirándonos con una sonrisa. Hice un leve gesto con la cabeza a Eri, indicándole que podía proceder ella primero.
— Ya.
Dije por decir, de una forma apática. Intentaba soportar la presencia de Eri de una forma estoica y, de momento, me estaba saliendo casi bien, por lo menos por fuera. Por dentro tenía un remolino de pensamientos y sensaciones que estaba intentando ignorar.
Una tos detrás de Eri llamó la atención.
— Buenos días, chicos.
Soltó la mujer que estaba tras el mostrador, mirándonos con una sonrisa. Hice un leve gesto con la cabeza a Eri, indicándole que podía proceder ella primero.
—Nabi—