1/11/2018, 20:47
Daruu firmó el pacto de invocación tal y como le había indicado Yuki, y el gato esbozó una afilada sonrisa de satisfacción en respuesta.
—Pues con nyesto ya estaría —asintió, ondeando la cola detrás de su esbelto cuerpo—. Cuando nos necesites, nyutiliza un poco de sangre, realiza los sellos y nyapareceremos para nyayudarte. Nya nos veremos... Amedama Daruu.
Y, con aquellas últimas palabras, Yuki desapareció tal y como lo habían hecho sus congéneres. Daruu se quedó a solas con el cuerpo sin vida de la anciana Nesobo, y un escalofrío recorrió su espalda de abajo a arriba cuando una brisa gélida peinó sus cabellos.
—Bien hecho, Daruu-kun. —Escuchó la característica voz de su maestro tras su espalda. Le estaba felicitando, pero nadie que no lo conociera lo suficiente podría afirmarlo, a juzgar por la falta de emotividad en su voz.
Kōri se encontraba con la espalda apoyada en una de las paredes del callejón, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en el cadáver.
—Pues con nyesto ya estaría —asintió, ondeando la cola detrás de su esbelto cuerpo—. Cuando nos necesites, nyutiliza un poco de sangre, realiza los sellos y nyapareceremos para nyayudarte. Nya nos veremos... Amedama Daruu.
Y, con aquellas últimas palabras, Yuki desapareció tal y como lo habían hecho sus congéneres. Daruu se quedó a solas con el cuerpo sin vida de la anciana Nesobo, y un escalofrío recorrió su espalda de abajo a arriba cuando una brisa gélida peinó sus cabellos.
—Bien hecho, Daruu-kun. —Escuchó la característica voz de su maestro tras su espalda. Le estaba felicitando, pero nadie que no lo conociera lo suficiente podría afirmarlo, a juzgar por la falta de emotividad en su voz.
Kōri se encontraba con la espalda apoyada en una de las paredes del callejón, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos fijos en el cadáver.