2/11/2018, 22:14
Yaban era un perro bravo, pero un perro bravo herido. No se pudo dar el lujo de renegar de la ayuda de Riko quien después de lo que pareció ser una disculpa sincera entre sollozos, se acercó hasta él para asistirle. El Inuzuka se arropó el estómago, perforado, y usó su otro brazo para arrimarse hasta algún hueso cercano del que trató de recostarse.
—Ojalá fuera tan sencillo. No sabes en lo que te estás metiendo —le dijo con una sinceridad abrumadora—. ¿por qué no has huido ya? ¿realmente eres tan tonto?
Sonrió. Un hilillo de sangre recorrió la comidilla de sus labios.
—Ojalá fuera tan sencillo. No sabes en lo que te estás metiendo —le dijo con una sinceridad abrumadora—. ¿por qué no has huido ya? ¿realmente eres tan tonto?
Sonrió. Un hilillo de sangre recorrió la comidilla de sus labios.