3/11/2018, 02:15
Los ojos de ambos se posaron con lentitud en la hoja desenvainada de Kaido. Era curioso como algo tan grande había pasado desapercibido para los dos, pero la realidad es que así había sido. Cuando volvieron a enfocar su mirada en él, Kaido pudo sentir que ninguno de los dos le miraba ya con los mismos ojos. Que un pequeño matiz de tensión había invadido sus pupilas.
—Pues no que yo haya oído —dijo, mirando de reojo al resto de su clientela—. En este pueblo somos todos muy cívicos. Las peleas clandestinas y cualquier otra ilegalidad no va con nosotros. ¿Verdad Caurl?
—Ehm… Sí, así es. Los que trabajan al borde de la ley no tienen nada de lo que vivir por estas tierras. Somos muy… cívicos, sí.
Bjowl carraspeó con incomodidad.
—¿Qué puedo ofrecerte entonces para cenar? Me queda algo de sopa, si quieres… —Era del día anterior, pero mejor que nada era.
—Pues no que yo haya oído —dijo, mirando de reojo al resto de su clientela—. En este pueblo somos todos muy cívicos. Las peleas clandestinas y cualquier otra ilegalidad no va con nosotros. ¿Verdad Caurl?
—Ehm… Sí, así es. Los que trabajan al borde de la ley no tienen nada de lo que vivir por estas tierras. Somos muy… cívicos, sí.
Bjowl carraspeó con incomodidad.
—¿Qué puedo ofrecerte entonces para cenar? Me queda algo de sopa, si quieres… —Era del día anterior, pero mejor que nada era.