3/11/2018, 23:57
Yaban asintió e Ikari, a regañadientes, también. Se dio vuelta y miró a su padre, y bastó una mirada para que ésta sintiera la tranquilidad necesaria como para abandonarles ahí mismo. Él iba a estar bien, eso lo tenía claro. Y Hauru por suerte también.
Ella fue, sin lugar a dudas, la más espontánea de los cuatro chuchos. La que mejor parecía llevar el tema, y que creyó que su batalla con Riko había sido un momento divertido. No obstante, durante todo el trayecto se mantuvo en silencio, callada, meditabunda. Algo realmente le preocupaba.
Pero a saber qué. Podía ser una cosa, o muchas. Realmente tenían grandes problemas todos. Y muy pocas probabilidades de encontrar una solución a corto plazo.
Ambos transitaban un claro. Más adelante, se avecinaban los largos hilachos de hoja de trigo. Parecían haber plantaciones de arroz por doquier, también.
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Ella fue, sin lugar a dudas, la más espontánea de los cuatro chuchos. La que mejor parecía llevar el tema, y que creyó que su batalla con Riko había sido un momento divertido. No obstante, durante todo el trayecto se mantuvo en silencio, callada, meditabunda. Algo realmente le preocupaba.
Pero a saber qué. Podía ser una cosa, o muchas. Realmente tenían grandes problemas todos. Y muy pocas probabilidades de encontrar una solución a corto plazo.
Ambos transitaban un claro. Más adelante, se avecinaban los largos hilachos de hoja de trigo. Parecían haber plantaciones de arroz por doquier, también.