4/11/2018, 04:08
«Cuán cierto eso que decías de que si has de querer algo, debes tomarlo con tus propias manos y no esperar que llegue a ti. Siempre tan acertado, Yarou-dono» —se recriminó introspectivamente, tras el severo tiempo de espera al que se vio humillantemente obligado.
Kaido aguardó un rato más, por las dudas. Nunca estaba de más. Después de todo, él tampoco abandonaría la seguridad de su madriguera si algún listillo llegaba ofreciéndose como socio. Aunque, si él fuera Mutsuku, investigaría para conocer quién le tiene los ojos clavados en la nunca.
Pero de no llegar él, el gyojin tenía que inventarse otra alternativa. Buscar la manera de llamar su atención.
Entonces recordó los nimios detalles de Bjowl respecto al negocio turbio que se escondía tras bambalinas. De los servicios que ese baño termal ofrecía, y de las especialidades de la casa que se rumoreaban que servían en vajilla de plata. Pero si algo era cierto es que si la Nube de Oro contrabandeaba, tenían que tener sí o sí un acceso más discreto que la puerta del frente. O bien tenían que hacerlo a largas horas de la madrugada, donde nadie pudiera chusmear a lo alto de aquella colina.
¿Podría dar él con la respuesta, tras un nuevo y más exhaustivo peinado del perímetro?
Kaido aguardó un rato más, por las dudas. Nunca estaba de más. Después de todo, él tampoco abandonaría la seguridad de su madriguera si algún listillo llegaba ofreciéndose como socio. Aunque, si él fuera Mutsuku, investigaría para conocer quién le tiene los ojos clavados en la nunca.
Pero de no llegar él, el gyojin tenía que inventarse otra alternativa. Buscar la manera de llamar su atención.
Entonces recordó los nimios detalles de Bjowl respecto al negocio turbio que se escondía tras bambalinas. De los servicios que ese baño termal ofrecía, y de las especialidades de la casa que se rumoreaban que servían en vajilla de plata. Pero si algo era cierto es que si la Nube de Oro contrabandeaba, tenían que tener sí o sí un acceso más discreto que la puerta del frente. O bien tenían que hacerlo a largas horas de la madrugada, donde nadie pudiera chusmear a lo alto de aquella colina.
¿Podría dar él con la respuesta, tras un nuevo y más exhaustivo peinado del perímetro?