4/11/2018, 15:46
—Muchas gracias, hijo — Y entonces, lleno sus mejillas de besos pringosos, que parecieron durar una eternidad —. No sabes lo que habría hecho esta pobre anciana sin tí. Más de tres personas pasaron de largo al verme así. La gente de hoy en día se ha vuelto muy egoista, no como en mis tiempos.
Kazuma no pudo evitar reírse como un chiquillo, los besos de la anciana resultaban resbalosos y cosquilludos. También eran prolongados, pero su paciencia no era algo que se agitase fácilmente.
—Pero ya veo que tú no eres así. Eres un shinobi, ¿verdad? Menos mal que no todos han olvidado las viejas costumbres. En mis tiempos de genin, ayudábamos a la gente mayor y a bajar gatos de árboles sin rechistar.
Kazuma no estaba seguro de que decirle, para él había una clara diferencia entre lo que se hacía por cumplir las leyes sociales y lo que se hacía por motivación y satisfacción propia; aunque el resultado fuese el mismo. ¿Importaba el motivo cuando al final se hacía lo correcto? No lo sabía, y tampoco tenía prisa por descubrirlo.
—No hay de que, señora —dijo mientras hacía una leve reverencia—. Solo es cuestión de tener cuidado.
Y sin decir mucho más, el peliblanco se limitó a desearle un buen día y a retirarse; deseaba volver a donde le esperaba su sensei, antes de que este pensara que había aprovechado la oportunidad para escapar de él.
Kazuma no pudo evitar reírse como un chiquillo, los besos de la anciana resultaban resbalosos y cosquilludos. También eran prolongados, pero su paciencia no era algo que se agitase fácilmente.
—Pero ya veo que tú no eres así. Eres un shinobi, ¿verdad? Menos mal que no todos han olvidado las viejas costumbres. En mis tiempos de genin, ayudábamos a la gente mayor y a bajar gatos de árboles sin rechistar.
Kazuma no estaba seguro de que decirle, para él había una clara diferencia entre lo que se hacía por cumplir las leyes sociales y lo que se hacía por motivación y satisfacción propia; aunque el resultado fuese el mismo. ¿Importaba el motivo cuando al final se hacía lo correcto? No lo sabía, y tampoco tenía prisa por descubrirlo.
—No hay de que, señora —dijo mientras hacía una leve reverencia—. Solo es cuestión de tener cuidado.
Y sin decir mucho más, el peliblanco se limitó a desearle un buen día y a retirarse; deseaba volver a donde le esperaba su sensei, antes de que este pensara que había aprovechado la oportunidad para escapar de él.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)