3/10/2015, 16:20
Miró al chico de cabellos blancos que se encontraba a su lado, al parecer tampoco la había reconocido en un principio, y no le culpaba, con las pintas que llevaba cualquiera podría reconocerla... Suspiró y miró hacia los cerezos que se encontraban en el otro lado del jardín. Y pensar que tenía que recorrerse todo el jardín con esas pintas... Tenía las mismas ganas ahora mismo de pasear por todo el jardín como de que la picara una avispa en un ojo, vamos, ninguna.
Así cuando el de ojos grises la cuestionó el por qué de su llegada al jardín, se le encendió la bombilla.
''Podría tomar un carruaje para recorrer todo el jardín...''
Era perfecto, tenía las ropas antiguas, junto con el carruaje tirado por caballos... La publicidad perfecta para cualquier mujer, hombre, pareja, anciano o anciana que quisiese vestirse con aquellas telas incómodas. Sonrió ante su ocurrencia y se pegó en la palma de su mano derecha con el parasol que llevaba cerrado en su mano izquierda. Además, durante un rato podría descansar y si el carruaje lo permitiese, quitarse esos zapatos tan incómodos y poder ir descalza durante unos minutos.
-En verdad estoy aquí por un encargo... Pero, ya que lo dices, me encantaría dar una vuelta en un carruaje, ¡nunca subí en uno! - Levantó la voz, emocionada. Aunque rápidamente se escondió entre sus manos, avergonzada y de nuevo sonrojada. No quería actuar como una niña pequeña de nuevo, y menos en frente de Kazuma.
Así, después de unos minutos para serenarse y volver a su tono de voz normal, volvió a hablar. -¿Sabes dónde está el encargado de los carruajes? - Preguntó con la duda pintada en el rostro. - Aunque no sé si tengo suficiente dinero... - comentó más para ella que para su compañero, mientras hacía caer su labio inferior, haciendo un puchero. Suspiró, no había traído mucho dinero pensando que no iba a tardar tanto en recorrer la villa, qué ilusa.
Así cuando el de ojos grises la cuestionó el por qué de su llegada al jardín, se le encendió la bombilla.
''Podría tomar un carruaje para recorrer todo el jardín...''
Era perfecto, tenía las ropas antiguas, junto con el carruaje tirado por caballos... La publicidad perfecta para cualquier mujer, hombre, pareja, anciano o anciana que quisiese vestirse con aquellas telas incómodas. Sonrió ante su ocurrencia y se pegó en la palma de su mano derecha con el parasol que llevaba cerrado en su mano izquierda. Además, durante un rato podría descansar y si el carruaje lo permitiese, quitarse esos zapatos tan incómodos y poder ir descalza durante unos minutos.
-En verdad estoy aquí por un encargo... Pero, ya que lo dices, me encantaría dar una vuelta en un carruaje, ¡nunca subí en uno! - Levantó la voz, emocionada. Aunque rápidamente se escondió entre sus manos, avergonzada y de nuevo sonrojada. No quería actuar como una niña pequeña de nuevo, y menos en frente de Kazuma.
Así, después de unos minutos para serenarse y volver a su tono de voz normal, volvió a hablar. -¿Sabes dónde está el encargado de los carruajes? - Preguntó con la duda pintada en el rostro. - Aunque no sé si tengo suficiente dinero... - comentó más para ella que para su compañero, mientras hacía caer su labio inferior, haciendo un puchero. Suspiró, no había traído mucho dinero pensando que no iba a tardar tanto en recorrer la villa, qué ilusa.