4/11/2018, 21:46
El Kage Bunshin siguió a la recepcionista camino abajo. Se internó por las calles, ya solitarias, de la villa, donde cada paso interrumpía el silencio de la noche. El pueblo dormía, y salvo el neón encendido de algún establecimiento, todo estaba apagado.
La mujer llegó hasta un pequeño bloque de pisos, y accedió a este tras abrir el portal con una llave. Subió por unas escaleras hasta el quinto piso, donde estaba su apartamento, y entró a él cerrando tras de sí y echando el cerrojo.
Todo estaba sumido en la más absoluta oscuridad. Kaido había accedido al interior valiéndose de sus habilidades de Hozuki, y ahora tenía frente a sí el mostrador, vacío. También las cortinas, cerradas. ¿O abiertas? Con tanta oscuridad, era difícil saberlo.
Todo estaba en calma, y no oía ni un ruidito.
La mujer llegó hasta un pequeño bloque de pisos, y accedió a este tras abrir el portal con una llave. Subió por unas escaleras hasta el quinto piso, donde estaba su apartamento, y entró a él cerrando tras de sí y echando el cerrojo.
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Todo estaba sumido en la más absoluta oscuridad. Kaido había accedido al interior valiéndose de sus habilidades de Hozuki, y ahora tenía frente a sí el mostrador, vacío. También las cortinas, cerradas. ¿O abiertas? Con tanta oscuridad, era difícil saberlo.
Todo estaba en calma, y no oía ni un ruidito.